Lo que necesitas saber:
Como ya no podemos creer lo que vemos en las pantallas, el mundo opina que los osos de un Zoológico de China no son reales; son personas disfrazadas.
Debates inesperados. En este mundo donde ya no podemos ni creer lo que ven nuestros ojos —mucho menos a través de las pantallas—, un Zoológico de China está metido en un extraño enredo porque sus osos no parecen reales.
Es más, la cosa está tan surrealista que tuvieron que aclarar, oficialmente, que no son personas disfrazadas. Hasta un comunicado sacaron.
Todo comenzó con un video viral tomando en el Zoológico de China y la verdad es que, no queremos ser intrigosos, pero sus osos no parecían reales. Sobre todo, llamaba la atención los pliegues en la parte trasera de la piel del peludo animal en cautiverio.
El oso es real y no son personas disfrazadas: Zoológico de China
Mientras miles de personas decían que los osos del Zoológico de China no parecían reales, el centro de cuidado tuvo que emitir un comunicado contándole al mundo sobre esta especie poco conocida: el oso malayo.
El Zoológico de China —en la ciudad de Hangzhou— explicaba que el oso malayo es súper chiquito. Apenas alcanza los 1.20m cuando se pone de pie y tampoco pesan más de 60 kilogramos. Son pequeñitos. “No todos los osos son las personificación del peligro”, decían. “Algunos, como los osos malayos, somos los más pequeños en todo el mundo”.
Entonces, decían, era entendible la sorpresa de los visitantes que cuando escuchamos el término “oso” esperábamos algo más solido.
De acuerdo con The Guardian, en WeChat —la aplicación más popular en China—, circulaba también un audio de los voceros del Zoológico explicando que poner personas disfrazadas sería imposible pues estaban bajo el sol a 40ºC.
“Una persona disfrazada de oso no podría durar mas que unos minutos antes de colapsar”, decía el audio que se ha compartido.
Para terminar de cerrar las dudas o confundir menos a las personas, el Zoológico de China está organizando tours específicos para que las personas vean que sus osos son reales y que no son personas disfrazadas. Comienzan a partir de agosto.