Aunque vayan y vengan administraciones, en México la impartición de justicia sigue dando tumbos. A los cientos de casos que concluyen con un “usted disculpe, nos equivocamos”, se suma la historia de Yanira Maldonado, quien pasó varios días en prisión por ‘supuestamente’ transportar marihuana en nuestro país.
Yanira Maldonado es una ciudadana estadounidense de 42 años. Es de origen mexicano, una mormona devota y tiene 7 hijos.
La semana pasada visitó México junto con su esposo Gary Maldonado, pues asistió al funeral de una de sus tías. La mañana del 22 de mayo viajaba en camión de regreso a Phoenix , cuando fue detenida en un retén militar en Querobabi, a unos 110 kilómetros al norte de Hermosillo.
De acuerdo a las autoridades mexicanas, en el control militar le fueron decomisados 5.54 kilogramos de marihuana debajo de su asiento en un autobús de la línea Tufesa. Tras decomisarle la droga, Yanira fue detenida y encarcelada.
Durante los días siguientes, en la televisión estadounidense se replicaba la imagen de Yanira Maldonado al borde del llanto en una prisión de Nogales, Sonora. Tanto la ciudadana estadounidense, como su esposo siempre recalcaron su inocencia. Analistas y medios, así como políticos de alto nivel comenzaron a ejercer presión para que Maldonado fuera liberada y cuestionaron a la justicia mexicana y su forma de operar.
Incluso Gary le comentó a la cadena Fox que un abogado mexicano le pidió 5 mil dólares para sobornar al juez y lograr la libertad de su esposa, pues “así operan las cosas aquí”.
Familiares y amigos de Yanira también se manifestaron señalando la rectitud que toda su vida había mostrado la acusada y se mostraban preocupados por el infierno que estaba viviendo en una cárcel mexicana. Incluso el portal CNN título una de sus notas sobre el tema como
“Una madre de Arizona se vuelca en las Sagradas Escrituras para sobrevivir a la cárcel mexicana”.
El juez encargado del caso tenía hasta hoy viernes para emitir su veredicto: Mandar a Yanira a otra cárcel mientras continuaba la investigación, o liberarla. Tras revisar varios videos de seguridad, se determinó que tanto ella como su esposo abordaron el autobús sólo con mantas, botellas de agua y un bolso.
Ayer por la noche el juez ordenó la libertad de la acusada al no encontrarla sospechosa, pues desestimó todas las acusaciones en su contra.
Al salir, Yanira fue recibida por varios simpatizantes. Después de fundirse en un abrazo con su esposo, charló con los medios estadounidenses que la esperaban fuera de prisión, mostrándose muy agradecida con Dios, su esposo y su abogado. Después partió en un auto hacia la frontera con Estados Unidos, donde finalmente volvió a su país.
Todo apunta a que esta mujer es inocente y pasó unos días injustamente en prisión. Lo cierto es que la justicia en nuestro país está especializándose en atrapar y soltar gente, sin que nunca se tengan indicios claros de su inocencia o culpabilidad.
Por cierto, ¿se hubiera actuado igual si el caso de esta mujer no se hubiera hecho tan mediático en Estados Unidos, y ella no fuera extranjera?