Casual que te meten a la cárcel, tienes buen comportamiento y como “regalo” te llevan a comer con tu familia a la calle, se te prende el foco y te das a la fuga.

Como escucharon, en Argentina también se dan fugas que parecen salidas de una película de acción, no solo en México se salen en un carrito de ropa sucia o algo parecido. Aquí aprovechan que los sacan de la cárcel y sin ningún tipo de remordimiento huyen para no volver a su celda.

Jorge Perdiguera, preso en la Unidad 11 de la Penitenciaría de Neuquén, fue escoltado por cuatro guardias hasta un restaurante de dicha ciudad argentina para ver a su madre y algunos otros miembros de su familia. Todo transcurría con normalidad, los cubiertos se escuchaban al chocar con los platos, bebían, platicaban.

De repente al reo se le prendió el foco: estaba en la calle, la única reja que lo separaba de su libertad era la puerta de la quinta a la que se le llevó; fue así que de repente se levantó de su asiento, los custodios de inmediato se acercaron pero este muy vivo comenzó a empujarlos hasta lograr salir del lugar y correr a un río cercano.

Seguramente, los regordetes policías corrieron dos minutos y ya no encontraron al homicida, decidieron regresar al restaurante por una piña colada y simplemente avisar que se les había escapado el preso. Según información de La Mañana de Neuquén, Jorge no había sido localizado hasta hace algunas horas. Seguro ya les metieron una regañiza a los polis.

Este hombre era más astuto que bien portado, pero a quién se le ocurre sacarlo, no por nada Argentina es uno de los países con más fugas de sus cárceles.

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