Una tragedia de nuestros tiempos es cuando por error o descuido, tu smartphone (el cual estarás pagando en módicos pagos durante los próximos dos años) se te cae al agua. No importa si es a una alberca, al WC, a un charco de agua o al mar, el sentimiento de desolación siempre es el mismo.
Dicen que los primeros segundos en los que un aparato de estos entra en contacto con el agua son determinantes, y que uno debe actuar rápido si quiere salvarlo. Sin embargo, un chavo de 16 años se tomó las cosas con más de calma cuando su smartphone fue a parar a las profundidades de un pequeño lago localizado cerca de Meppen, en Emsland, Alemania.
Su primera reacción fue buscar el número telefónico del dueño del lago, así supo que el propietario es Hans-Hermann Kremer de 52 años. Muy educadamente el joven le pidió al señor Kremer que dejara que un equipo de buzos entraran al lago para encontraran su amado teléfono.
“El dinero no era un problema, él dijo que su madre podría pagarlo”, comentó Kremer sobre esta llamada, con la que hizo lo que cualquier persona sensata haría al recibir una petición igual de absurda: colgar.
El dueño del lago pensó que así terminaría esta historia, total, ese joven no será ni el primero ni el último que por menso pierde su teléfono en las profundidades de un lago. Cual sería la sorpresa de Kremer cuando su hija caminaba por el lago y perdió el equilibrio con un cable de corriente eléctrica. Cuando ella y su padre siguieron el cable se encontraron con dos bombas instaladas para drenar el lago.
Una de las bombas drenaba el agua a un terreno cercano y la otra hacia un inodoro propiedad del propio Kramer. Lógicamente el WC estaba desbordándose y comenzó a mandar el contenido del baño de vuelta al lago, llenándolo de heces fecales.
Pasó algo así (no vean el video si están desayunando):
Volviendo a la historia del muchacho alemán que drenó el lago y lo llenó de popo, el pobre Kramer dijo que aquello se convirtió “en un verdadero desastre”. Fue entonces cuando encontró no muy lejos al dueño del teléfono y a dos de sus amigos, a quienes culpó por lo sucedido.
Los tres negaron su participación en los hechos, por lo que Kramer llamó a la policía pues la graciosada de drenar el lago y convertirlo en una sucursal teutona del Titicaca provocó un severo daño ambiental. De comprobarse su culpabilidad, los jóvenes deberán enfrentar cargos por robo de electricidad, daños en propiedad privada y ambiental.
Ya veremos que dice la policía alemana.
¿En qué cabeza cabe pensar que podrían bombear el contenido de un lago de 80 metros de largo, 15 de ancho y 1.5 metros de profundidad, cuyo contenido podría ser de cerca de un millón 800 mil litros de agua?
Y bueno, si ustedes se preguntan cuál era el teléfono por el que este joven armó tanto relajo, les diremos que es un Samsung Galaxy S3 Mini, el cual sigue en las profundidades del lago con popo.
