Gran alboroto causó en la comunidad keniana la siguiente historia que dará nuevas ideas para las mujeres despechadas y alertará de futuros peligros a aquellos que gustan de poner el cuerno a su pareja.
La historia comienza con una desconfiada mujer que sospechaba desde tiempo atrás las infidelidades de su marido. Después de confirmar el vil engaño que vivía con su esposo, la cornuda hizo lo que cualquier mujer que no sabe de divorcios, pero sí de magia negra haría: fue directo con la bruja de la localidad y soltó un sexoso y gandalla maleficio sobre el infiel en cuestión.
Así fue como el pobre keniano a la hora de estarse refinando a su amante notó que algo sobrenatural ocurría, y es que su amigo entraba, pero no salía.
Después de varias horas de intentar destrabarse, la pareja tuvo que solicitar ayuda de la policía, que tampoco encontraba explicación para tan enigmático suceso y tuvieron que recurrir a un especialista en la materia: un pastor.
Fue así como después de mucho rato de rezos, el traidor par logró despegarse para recibir las burlas de toda la bola de curiosos que ya estaban afuera del pequeño cuarto en que todo sucedió.
Mejor les hubieran echado agua y listo.