En plena crisis de refugiados que se vive en Europa, el Papa Francisco tuvo un gesto con el que se espera que autoridades y parte de la sociedad del viejo continente, le paren ya al rechazo contra aquellos que huyen de sus lugares de origen no por gusto, sino en búsqueda de una mejor vida.
Como parte de las celebraciones de Semana Santa, el máximo líder de la iglesia católica, realizó el tradicional lavatorio de pies. Aunque en otros años tal protocolo consiste en lavar y besar las extremidades de otros miembros de la iglesia, esto en referencia al acto que -según las creencias- realizó Jesucristo con sus apóstoles antes de ser crucificado, este año Francisco hizo lo propio con refugiados musulmanes, hindús y católicos, a quienes llamó hijos del mismo “Dios”.
“Tenemos diferentes culturas y religiones pero somos hermanos y queremos vivir en paz”.
Luego de los ataques de Francia del 2015… y los ocurridos en Bruselas, hace apenas un par de días, la comunidad migrante -especialmente la musulmana- es blanco de odio y discriminación en varias partes de Europa. Al respecto, el Papa señaló que la matanza es un “gesto de guerra”, perpetrado por gente endeudada con la industria de las armas.
El acto de Francisco fue realizado en un centro de refugiados en Castelnuovo di Porto en las afueras de Roma… de forma bastante improvisada, ya que se llevó a cabo en el patio del inmueble. Cabe señalar que sólo una pequeña parte de los 892 refugiados instalados en el mencionado albergue acudió al llamado del Papa, incluso varios lugares lucieron vacíos. Al término del evento, el Papa saludó a cada uno de los refugiados e incluso posó para fotos.