La historia de amor de toda una vida puede contenerse en una sola fotografía.
Aunque la imagen principal de esta nota fue difundida hace unos años, la anécdota detrás de ella es tan conmovedora que nos gustaría compartirla con aquellos que no la conocen.
Todo empezó cuando un hombre de 80 años acudió al hospital para revisarse un dedo. Como ocurre cuando uno va a consulta, debió esperar en la sala de espera a que lo llamaran. Sin embargo, este anciano se mostraba más inquieto e impaciente que el resto de las personas y constantemente revisaba su reloj.
Cuando finalmente llegó su turno, el doctor le preguntó a qué se debía su nerviosismo. La respuesta le partió el corazón: Debía irse rápido pues tenía que acudir a un hospital geriátrico para desayunar con su esposa.
– ¿Y por qué está su mujer en el geriátrico?
– Está internada ahí porque sufre un Alzheimer muy avanzado, hace mucho tiempo que ni siquiera me reconoce.
Al final de la consulta el médico no pudo evitar preguntarle porqué si su esposa no lo recordaba, tenía tanta prisa en llegar a desayunar con ella. Antes de salir del consultorio el hombre le dio la mano al médico a modo de despedida, lo miró a los ojos y sonriéndole respondió:
“Ella no sabe quién soy yo, pero yo sí se quién es ella”.
Y se marchó a toda prisa para encontrarse con su esposa, a la que cada mañana él mismo le prepara el desayuno. Al poco tiempo el médico le tomó una fotografía a esta adorable pareja y la subió a su muro de Facebook contando la historia de amor.
En unos cuantos días la imagen se volvió viral y desde entonces sigue enamorando a todo el que la ve.
Para los que dudan que hay amores a prueba del tiempo y de cualquier adversidad…