Mientras algunas mujeres buscan que sus hijos regresen a casa, otras buscan… pero tomarse una foto con el muñecazo que tenemos por presidente.
Más de 15 minutos demoró Enrique Peña Nieto en recorrer los 50 metros que lo separaban del estrado montado en el Macrocentro Cultural y Deportivo “San Bernabé” en Monterrey, todo por atender las exigencias de una efusiva manifestación… de doñas que clamaron retratarse con el mandatario y así presumir la selfie a la comadre.
Como si el Ejecutivo se tratara de Justin Bieber –y ellas unas quinceañeras–, las mujeres se congregaron en el lugar donde llegó el helicóptero de EPN hasta con dos horas de anticipación. En cuanto el pseudo popstar pisó tierra se dedicó a atender, una a una, a las damas que nomás querían tocarle el copete o tomarse una foto, así “de a cachetito”.
“Írenlas, ¡estense!”
El clímax de la tarde llegó cuando al término de su discurso el presidente dedicó una palabras para romper corazones: “Quiero saludar con especial afecto a todas las mujeres hoy aquí reunidas que son expresión del compromiso de la vitalidad y del ánimo por contribuir al desarrollo de su comunidad”, dije EPN para orgásmico regocijo de la muchachada.
Con un galán como éste, ni derechos humanos pedimos…