¡Ay los animalitos, esas tiernas criaturas que son el mejor regalo que puede darnos la madre naturaleza!, diría el Wey del Ternuringa. Sin embargo, el reino animal también tiene su lado muy salvaje, y ese le tocó presenciarlo a Paul O’Neill, guardia forestal del Parque Nacional Nitmiluk, al norte de Australia.
Todo comenzó cuando O’Neill escuchó unos chillidos que lo alertaron. Al acercarse para ver qué pasaba, se topó con una gigantesca pitón de entre 2.5 y 3 metros de largo, intentando engullir algo.
“Primero vi una serpiente, una pitón oliva, pero mirando desde más cerca descubrí que acababa de matar a un wallaby joven y se aprestaba a devorarlo. Es la presa más grande que una serpiente de esta talla puede comer”
Ok… para los que no sepan, un wallaby es una especie de marsupial diprotodonto semejante a un canguro, aunque no tan grande. Aún así su tamaño no es nada pequeño como para comérselo de un bocado. A menos, claro, que hablemos de un pitón.
Bien, pues cuando el guardabosques se encontró con esta escena hizo lo que haría cualquier persona sensata: Sacar fotos mientras el pitón intentaba digerir a su víctima, tarea en la que se llevó unos 40 minutos.
“Tuvo realmente problemas para poder tragar la protuberancia del vientre, después la presa se deslizó. Esta comida le durará entre dos y tres meses”.
De acuerdo a O’Neill, posiblemente el wallaby fue sorprendido cuando comía ciruelas caídas de un árbol. Después murió asfixiado.
Las pitones oliva son unas de las serpientes más grandes de Australia. Pueden pesar hasta 20 kilogramos y medir 4.5 metros de largo. Tienen hábitos nocturnos y no son venenosas.
Así también batallé yo durante la cena de Noche Buena y el recalentado.
