El gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez hizo gala de sus dotes de político y se fue a hacer populismo regalar juguetes junto con la presidenta del DIF, Maru Carreño (su esposa) por el Día de los Reyes Magos, sólo que no nos parece que el gesto haya sido tan afortunado.
Los juguetes fueron llevados a las comunidades necesitadas de Manuel Doblado y San Francisco del Rincón. Fueron entregados 31 mil juguetes lo cual nos pone a pensar en lo preocupado que está este político por sus niños (bueno, pero que no sean indígenas, porque entonces piensa en quitarles su tierras para poner una carretera en medio como quiso hacer el año pasado -perdonen pero es que aquí no olvidamos-, es más, recuerden sus palabras: «los otomíes deben sacrificarse»).
Lo más hermoso de todo fue la siguiente cita de Maru Carreño:
«Queremos rescatar la fe de los niños, que sigan creyendo, por eso mencionamos a todos los niños que era un regalo de Reyes, además de que queremos ayudar un poco a la economía familiar»
¡Bendita sea!
La buena noticia es que el DIF de la entidad repartirá cobijas para que las personas puedan pasar estos fríos que vienen tan fuertes este año.
Pero bueno, mientras el gobernador de Guanajuato se quemaba publicamente, Enrique Peña Nieto participó de las festividades y compartió la rosca (sin albur) con los reporteros que cubren sus actividades diarias (no vaya siendo que le tomen otra «mala foto»). La tradicional (y con los impuestos, ahora casi impagable) rosca de reyes fue partida a su regreso de Veracruz, lugar al que fue a celebrar el 99 aniversario de la Ley Agraria (aquí tenemos la nota para que vean lo que le espera al campo mexicano).
Después de ofrecer sus mejores deseos se comió su rosca y adivinen qué…le salió el muñequito (una vez más, sin albur), lo cual lo obliga a traer los tamales el día de la Candelaria, sólo que con la reforma que le espera al campo probablemente los tamales terminen siendo de maíz transgénico.