Lukas Kmit, violinista y judío, se encontraba tocando una bella pieza musical frente a los asistentes de una sinagoga. Todo mundo muy atento, pero de repente el sonido de un tono celular irrumpió en el lugar.
El joven artista eslovaco al escuchar un famoso jingle desaprobó completamente el momento incómodo por el que lo hicieron pasar y contestó de una manera muy singular:
Por supuesto que no es la primera vez que ocurren esta clase de incidentes, nunca falta quien interfiera con su “tonito” en la mejor parte de la película en el cine, pero ustedes que dicen; ¿acaso se trató de una desatención por parte de los distraídos asistentes o será parte de un simple truco publicitario?, ya que, en días pasados un episodio muy similar se presentó en la filarmónica de Nueva York al impedir que la orquesta continuara por el característico ringtone del iPhone.