Existe un lugar en el que los trabajadores de Pixar pueden seguir preparándose y volviéndose aún más chipocludos: La Pixar University.
Los genios de la animación que le han dado vida a los proyectos más ambiciosos Pixar han seguido preparándose y perfeccionando su trabajo en la propia universidad de esa compañía, recinto el propio Steve Jobs llegó a calificar como “lo mejor que hicimos nunca”.
Un año después del estreno de Toy Story, (cinta que fue un parteaguas en la historia de la animación al ser el primer largometraje hecho completamente por computadora), Ed Catmull, presidente de Pixar, sintió la necesidad de contratar a personal que fuera aún más inteligente que sus propios directivos.
Así, en 1996 inició Pixar University, un proyecto cuyo objetivo es captar talento y aumentar los conocimientos de sus trabajadores. Un precedente sobre esto se dio en 1935, cuando Walt Disney le pidió a Don Graham que diera clases a los artistas de los Estudios Disney, pues tenía claro que la formación en dibujo y otras disciplinas es la base para crear buenas animaciones.
Al principio, Pixar University fue un programa de diez semanas para que los trabajadores recién contratados aprendieran a usar el ‘software’ empleado en Pixar.
En la actualidad, sus instalaciones se encuentran en los estudios que Pixar tiene en Emeryville (California, Estados Unidos). El programa académico cuenta con 110 disciplinas como escultura, teoría del color, dibujo, historia de la animación o dirección de cine. De acuerdo a Randy Nelson, decano de estos programas de formación, en estos cursos se aborda “cualquier cosa que ayude a toda la gente de Pixar a entenderse y comunicarse mejor entre sí”.
Y no sólo se enseña animación, Ed Catmull, mencionó que además se transmiten distintos valores, entre los que se encuentra el respeto al trabajo de los compañeros.
“La gente interactúa de un modo distinto a como lo hacen en el lugar de trabajo. Se sienten libres para ser bobos, estar relajados, abiertos. No hay jerarquía, por lo que la comunicación es prospera”
Y es que en esta escuela se mezcla al personal de distintas áreas de la empresa, haciendo que todos se retroalimenten entre sí.
Las clases duran 4 horas a la semana, y las reuniones o trabajo que interfiera con estos horarios pueden ser cancelados. Si bien asistir a estas sesiones no es obligatorio, si puede ayudar a que los empleados descubran nuevas pasiones o talentos que podría llevarlos a cambiar de departamento dentro de la empresa (algo que ya ha pasado).
Y al parecer, los propios asistentes al curso se encuentran muy contentos, así lo menciona Bill Polson, director técnico de Pixar y quien sin falta se presenta a los cursos:
“Si pudieras crear buenos directores que trabajaran aquí durante 25 años, sus primeros cinco años serían realmente buenos; sus siguientes cinco serían increíbles. Para cuando estas personas hayan trabajado juntos durante 25 años, no te creerás las cosas que sucederán”.
“Lo que hemos creado aquí (un increíble espacio de trabajo, oportunidades para aprender y crecer y, sobre todo, geniales compañeros de trabajo) es mejor que cualquier contrato”, mencionó Randy Nelson a The New York Times, y no podemos sino sentir mucha envidia por no trabajar en un sitio así.
¡Y ustedes qué se sienten realizados y consentidos por la empresa en la que chambean cuando asisten a la comida navideña de la oficina!