Uno va por la vida pensando que los gatos odian a los ratones. Incluso hay quienes se hicieron de un felino únicamente por el deseo de mantener a los roedores lejos de su hogar. Si tú eres de esas personas, lo sentimos, quizá tu plan no sea muy efectivo.
Chris Brown es un británico que vive en Brighton y tiene un gato llamado Mango. Sin embargo, un día se topó con un espectáculo que jamás esperó ver, y menos en su propia casa: un ratón de campo comiéndose la comida de su minino.
“Cuando bajé vi sentado a Mango, observando atentamente su plato. Miré qué era lo que captaba su atención y me sorprendí al ver un ratón que con calma se comía el alimento para gatos”.
Lo peor, es que a lo lejos Mango solo veía el espectáculo. A Chris Brown esto le pareció tan peculiar, que en lugar agarrar a escobazos al ratón o intentar atraparlo, se puso a tomar fotografías del encuentro entre el ratón y su mascota.
Esperaba que en cualquier momento el gato se abalanzara sobre el intruso, pero nada. Al contrario, Mango se mostró tímido y dejó que el ratón siguiera empacándose su comida. Lo más que pudo hacer, fue acercarse a beber agua, cuidando de no importunar mucho el almuerzo del visitante.
Finalmente Mango le prestó atención al ratón, pero en lugar de cazarlo o atemorizarlo, parecía más interesado en entablar amistad con el ratón.
“En un momento parecía que había descubierto sus instintos perdidos e hizo que el ratón retrocediera hasta una esquina. Sin embargo, él no le tocó ni un pelo y el ratón siguió feliz por su camino”.
Ni hablar, hay quienes prefieren hacer amigos en lugar de sembrar enemistades.