El 19 de octubre de este año la caravana migrante de hondureños y centroamericanos rompió el cerco en la frontera México-Guatemala, ubicado en Tecún Umán, Guatemala. De esa manera miles de niños, niñas, adolescentes, hombres y mujeres, comenzaron una larga travesía para huir de la pobreza y violencia de su país y buscar una mejor calidad de vida ya sea en México o en los Estados Unidos, esto a pesar de encontrarse con la Policía Federal acá en el país y las amenazas de Trump de frenar su paso a como de lugar.

Esta noticia captó la atención de cientos de medios de comunicación y ciudadanos en general, en donde para sorpresa de muchos, logramos ver un gran número de comentarios llenos de xenofobia y racismo que si fueran traducidos al inglés y les ponemos una gorra roja que diga “Make México Great Again”, podrían pasar como los que a menudo escuchamos salir de la boca de Donald Trump cuando se refiere a los inmigrantes mexicanos. Así es, se usan las mismas palabras que nos molestaban e indignaban hace unos meses y que ahora utilizan para pedir que expulsen a los hondureños y centroamericanos del territorio mexicano.

 

 

Y tal vez, hoy hablamos de la caravana de migrantes hondureñs, cuando en realidad, deberíamos hablar de una gran crisis humanitaria, en la que México  no sólo es víctima, sino también es un gran cómplice de la tragedia.

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Redactora de música, entretenimiento y noticias. Llevo siete años en medios de comunicación y he tenido la oportunidad de conocer, entrevistar y escuchar en vivo a mis artistas favoritas.

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