Los pugs son una de las razas de perro favoritas de las personas. De entre estos canes adorables y tiernos con cuerpo compacto y cara chata destaca Xander. Su historia es única…
Xander es un perrito pug muy singular que, por causa de un accidente, quedó completamente ciego, incluso un veterinario tuvo que retirarle ambos ojos. Además, también tiene problemas respiratorios. Muchos pensarían que un animalito así estaría condenado a una vida con muchas limitaciones y no faltaría el que crea que lo mejor hubiera sido sacrificarlo.
Sin embargo, estos obstáculos de la vida no han impedido que Xander salga adelante. El destino lo cruzó con Rodney Beedy, quien lo encontró en el refugio animal en el que se encontraba, lo adoptó y se lo llevó a su casa, en donde ya tenía otros siete pugs. Ahí, su nuevo dueño descubrió que Xander tenía un carácter cariñoso y tranquilo, además de una gran personalidad, que lo hacía ideal para ser usado como perro de terapia.
Rodney trabaja en un centro de ayuda para niños que han sufrido diversos abusos, por lo que comenzó llevando a Xander como apoyo para las terapias.
“Xander los conforta y juega con ellos antes de que se inicien las investigaciones de sus casos o de que los vea un doctor”.
La labor de Xander fue tan sobresaliente, que su participación pronto dejó de limitarse a este centro de ayuda. Como parte de los proyectos Klamath Chapter Hands & Words Are Not for Hurting y Klamath Lake Cares, fue llevado a escuelas, guarderías, centros de apoyo a víctimas y a casas de ancianos. Una parte importante de su trabajo, es lograr que las personas que conviven con él recuperen la confianza y sean capaces de sonreír nuevamente.
Xander ahora tiene dos años y se ha especializado en terapias a víctimas infantiles y de violencia conyugal.
De acuerdo a Rodney, Xander tiene una predisposición natural para ayudar a quienes le rodean. Su amo dice que en casa es como sus otros perros.
“Él no actúa como un perro ciego. Corre por todas partes y hace las mismas cosas que cualquier perro normal. Va y viene por su puertita para perro. La descubrió y aprendió a usar en una noche”.
Además de poseer un gran corazón, la historia de Xander nos ha enseñado que no importan los retos o problemas que nos ha presente la vida, siempre tenemos una oportunidad para ser mejores y darle un poco de nosotros a quienes más lo necesitan.
Xander, soy tu fan.