Esta semana el mundo entero recibió una buena noticia: miles de jóvenes de Wuhan, en China, regresaron a la escuela para continuar sus estudios de forma presencial. Sin duda es alentador escuchar que la “normalidad” —lo que sea que esto signifique— intenta reaparecer en la vida de las personas que estuvieron en el corazón de una pandemia… pero las imágenes de las clases recién inauguradas no son pura alegría. A la distancia, nos invitan a la introspección de lo que nos espera en el futuro.
Bienvenidos a nueva nueva vida, en la que el uniforme escolar incluye cubrebocas y los estudiantes toman clases rodeados de plástico.
Desde primera hora de la mañana ya comenzaban las filas afuera de las escuelas de Wuhan. Todas con un riguroso metro de distancia. Eso sí, nomás no vayan a creer que era la emoción de volver a clases lo único que los hacía madrugar.
Antes de pensar en estudiar, cada estudiante tiene que pasar por una prueba de temperatura, lavarse las manos, ponerse gel antibacterial y recibir una ligera bañada de sanitizante. Al interior de la Preparatoria Experimental de Hubei Wuchang hay otras cuatro rondas de desinfección igualitas: al entrar a las oficinas, a los salones, a los comedores y una más en los dormitorios.
De acuerdo con las autoridades, todo el personal de la escuela ha tomado varias pruebas de coronavirus para comprobar que son negativos.
Antes de seguir con las historia, necesitamos hacer una pequeña aclaración: los únicos que regresaron a clases este miércoles en Wuhan fueron los alumnos de último año de las escuelas preparatorias. La agencia estatal Xinhua estima que son cerca de 5o mil estudiantes —recuerden esta cifra— los que hoy se vuelven a sentar en su pupitre.
Azar del destino o pésima curiosidad estadística, pero en esa ciudad de China, se estima que 50 mil personas perdieron la vida por COVID-19.
El primer día de clases
Todas las escuelas preparatorias en Wuhan tuvieron que dividir los salones.
En ninguna de las clases puede haber más de 30 alumnos. “Actualizamos nuestro sistema de pizarrones electrónicos. Los alumnos del Salón B pueden escuchar a su profesor como si estuviera ahí y ver las presentaciones que tiene el Salón A de manera simultánea”, comentaba Ai Jianhog el secretario del Partido encargado de las escuelas.
En la preparatoria número 2 —ubicada en el corazón de Wuhan— los estudiantes recibieron un libro especializado en superación de traumas y terapia emocional.
La hora de la comida también cambió drásticamente. En lugar de comer en la cafetería, como le hacían antes, algunas escuelas decidieron repartir el lunch personalizado y llevárselo al pupitre de cada estudiante. Otras escuelas separaron a todos los alumnos en turnos para evitar amontonamientos.
La Escuela Rayson puso una solitaria regla: todos los estudiantes comen separados por una mesa.
En medio de una pandemia y con el mismo p… estrés
¿Por qué en Wuhan solo regresaron los alumnos de último año de preparatoria a clases? Primero porque, claro, no son tan vulnerables como un niño pequeño.
Segundo, porque se avecina el examen más difícil e importante de sus vidas.
En julio —era en junio pero lo aplazaron por la pandemia—, más de 10 millones de estudiantes presentarán la prueba de admisión universitaria.
Este examen es conocido como ‘Gaokao’ y ya se imaginarán el valor que tiene en una sociedad como China: un buen resultado es la única manera de entrar a las mejores instituciones académicas y por ende, asegurar carreras lucrativas. El estrés de este examen ha estado ligado con casos de depresión, ansiedad y se ha comprobado su relación directa con el número de suicidios en jóvenes.
Las escuelas, en épocas de Gaokao, llegan a tener alumnos durante 14 horas consecutivas preparándose para este examen.
Como si la reciente pandemia no fuera suficiente o el estado de emergencia sanitaria en el que se encuentran todos los salones de Wuhan, los estudiantes son recibidos con un escalofriante recordatorio. “Faltan 62 días para el examen”, dice un banderín colgado en la Preparatoria Experimental de Hubei.
“Estoy nerviosa pero tengo que ajustarme lo más rápido posible“, cuenta Chen Shufei, una estudiante de prepa en Wuhan que se gradúa este año. “Necesito entrar a mi universidad preferida”.
*Con información de Xinhua, CNN y China Daily