“Ahora sí ya nos cargó el payaso”, eso pensamos cuando nos enteramos que en Madagascar el pasado jueves comenzaron a llover langostas.
Ehhhh… no nos referimos a ese tipo de langostas… sino a los insectos ortópteros también conocidos como saltamontes o chapulines, y que en la Biblia forman parte de una de las plagas que devastaron Egipto hace varios siglos.
Y ahora, por tercer año consecutivo el cielo de la ciudad de Antananarivo, capital de Madagascar, se vio cubierta por hordas de langostas.
¿Y por qué pasa esto? Este fenómeno ocurre porque Madagascar se encuentra en la ruta de migración que anualmente siguen las langostas. Debido a las olas de calor que actualmente hay en la región central de ese país, las hordas de insectos encuentran una región ideal para su reproducción.
Hace dos años, ante una situación similar el Gobierno de Madagascar decretó estado de emergencia nacional y autorizó que la Organización para la Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas (FAO) impulsara el uso de pesticidas. Desde entonces más de un millón de hectáreas de cultivo en aquella nación han recibido este tratamiento, pero por desgracia las langostas se siguen multiplicando y arrasan con los campos de cultivo, incrementando la crisis de hambre que atraviesa el país.
Ahora 13 millones de personas estarían afectadas por esta nueva invasión de acuerdo a la FAO. Para empeorar las cosas, los habitantes de Antananarivo y otras ciudades, atrapan y se comen a las langostas para mitigar el hambre, sin ponerse a pensar que la mayoría de estos insectos ya están contaminados de pesticidas y revelando así un grave problema de salud pública.
Como podemos ver, la situación no está nada fácil por esas lejanas tierras:
¿Cómo solucionar este problema?
Ya ven, aunque en el DF nos graniza, en Antananarivo están peor pues les llueven langostas.