En caso de que muriera ese semental que tantas noches de placer te ha dado, ¿de qué forma honrarías su memoria? Como no es suficiente una veladora, el diseñador Mark Sturkenboom creó una innovadora forma de hacer que las viudas traten de olvidar su perdida y cambien esos gritos de dolor por unos gemidos placenteros.
Para lo anterior pone a la disposición de toda doliente una caja especial, en la que hay desde un pequeño amplificador, para escuchar las rolitas que le gustaban al difunto, un difusor de olor –por si el fallecido tenía un aroma en especial- y para cuando el romanticismo esté en su punto: un dildo en el que estarán depositadas las cenizas del sujeto en cuestión.
“Después de una partida, la omisión de la intimidad con aquella persona es sólo un aspecto del dolor y la pena”, comentó el diseñador al intentar explicar el porqué de su inusual creación. Efectivamente: aunque después de una pérdida de este tipo, algunas mujeres echan pata intentando llenar ese enorme hueco… en el alma que les dejó el difunto… otras simplemente no pueden olvidar tan rápido al ser amado. Para estas últimas fue creado el dildo que hará que ese que se fue se venga a hacerle compañía a la viuda.
La urna en la que seguro muchos quisieran pasar el resto de sus días, permite que sean depositados 21 gramos de cenizas y para Sturkenboom no tiene nada de pervertido… es más su idea surgió a partir de una experiencia que tuvo con una mujer ya mayor: “ella tenía una urna con los restos de su marido al pie de una ventana (…) Ella hablaba con tanto amor sobre él, pero la urna en la que él estaba depositado no reflejaba nada en absoluto. En aquella época leí un artículo sobre viudas tabús, sexo e intimidad y pensé ‘¿puedo combinar esos temas y hacer un objeto?’”.
Pues sí pudo. La urna llamada 21 gramos que –dicen- es el peso del alma.