José José se quedó corto con su célebre canción “40 y 20”, en la que cuenta las aventuras de un don ya entrado en años, pero con gusto por las féminas no experimentadas. Y es que a quién se le hubiera ocurrido que hubiera una persona que sintiera atracción por alguien que le triplica la edad.
Caso de Kyle Jones, quien con sólo 31 años dice estar perdidamente atraído por las arrugas que cubren el cuerpo de Marjorie McCool, así como la “naturaleza” con la que caen los senos de quien ya casi le tira al centenario, al contar con 91 añitos de edad. “El cerebro de todo mundo funciona diferente, a algunos les gustan rubias, morenas… a mi me gustan las mayores (…) me gustan las líneas del cuello y las arrugas (…) las mujeres se preocupan por la caída de sus senos, pero creo que la caída natural se ve bien. No soy fan de las cirugías plásticas”.
Él es un empleado de un call-center en Pittsburgh y no es la primera vez que tiene una relación de este tipo, ya que son varias a las pensionistas a las que ha llevado a su casa para que las conozca su madre de 50 años. Pero el terror de los asilos ya ha sentado cabeza, y lleva más de cinco años en una relación estable con doña Marjorie, a quien no le respeta la jerarquía y manos le faltan para disfrutar su senil figura. Jones presume llevar una vida sexual altamente activa…
Pues ahora sí que cada quien sus gustos… y así es como se defiende el buen Jones, a quien su madre ya le acepta su preferencia por las cabecitas de cebolla… es más, el jovenazo ni un tinte en el cabello de su pareja aceptaría: “no me gusta decir gris, soy fan del pelo platinado. Lo prefiero natural”. Respecto a alguna fortuna de la doñita o alguna propiedad por la que haya surgido el “amor”, pues no se dice nada al respecto, así que habrá que creer el gusto que el treinton tiene por lo clásico.