A los clásicos les recordará a la entrada de Blue Panther o algún otro gladiador de la Lucha Libre mexicana… a otros quizás a la de un miembro de la WWE. Ahí nomás, por si les quedaban dudas del “teatro” que se anda armando en los Estados Unidos.
Quienes sepan cómo es la onda con los gringos (o hayan visto la última temporada de House of Cards) sabrán que es usual que, una vez que ya fue elegido, el candidato a la presidencia hace su nada espectacular aparición en la última noche de la convención nacional de su partido. Sin embargo, Donald Trump se saltó algunos pasos y -echándole mucha crema a sus tacos- se apareció en el primer día del mencionado evento y no sólo rompió protocolos, sino que lo hizo de la forma más “elegante” que pudo.
Con hielo seco, música de Queen (“We are the champions”)… nomás le falto la voz en off que lo presentara:
Ahhhh, pero ni edecanes hubo… bueno no, pero la principal oradora fue su esposa, la ex modelo eslovena, Melania Trump, ¿cuenta?
“Todos quieren un cambio, pero Donald es el único que nos lo puede dar. No deberíamos estar satisfechos con estar enfocados en unos cuantos, Donald quiere prosperidad para todos los estadounidenses”, expresó la posible próxima primera dama norteamericana.
Claro que no todo fue felicidad: aquellos del bando republicano que no están nada contentos con la designación del exótico empresario como su representante en las próximas elecciones presidenciales, se hicieron presentes en la convención realizada en Cleveland.
Los Stop Trump (como es conocido este pequeño grupo) considera que Trump es un político conservador ambivalente. Su intención (además de echar grito) era “tratar de cambiar las reglas de la convención y que cada delegado no estuviera obligado a votar al candidato elegido en las primarias de su Estado”, explica El País. Nomás que se la pellizcaron y todo indica que será el jueves cuando don Donald será ungido como abanderado republicano a la grande los “yunaites”. Y de ahí, que dios nos agarre confesados.