Discriminación, estigmas, fallas en el sistema de salud pública y laboral así como la precarización de recursos son algunos de los problemas que las personas portadoras de VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) tienen que enfrentar día a día.
Ante este complejo panorama, hay quienes salen del anonimato y prefieren alzar la voz para visibilizar estos problemas pero sobre todo para impulsar un cambio que permita prevenir y —¿por qué no?— erradicar el contagio del VIH.
Alaín Pinzón es uno de ellos. El activista y defensor de derechos humanos conversó con Sopitas.com para enviar un mensaje fuerte y claro sobre la igualdad que tenemos en el derecho a la salud pública y los riesgos que corremos ante la discriminación.
Una prueba rápida
En 2010, Alaín Pinzón, miembro del Consejo Ciudadano para VIH en CDMX, acudió a la Clínica Condesa para realizarse una prueba rápida de VIH. En aquella época Alaín tenía una relación de pareja con otro hombre, realizaba su tesis y trabajaba. Sin embargo, los resultados de esta prueba empujaron su vida hacia una lucha interna y, después, social.
De acuerdo con el testimonio del activista, su pareja lo “animó” a realizarse la prueba del VIH debido a que él ya lo había hecho y… el resultado fue positivo.
Ser seropositivo
“Yo perdí mucho la confianza en la persona que me transmitió el virus. Di por hecho que era una relación monógama” pero no fue así, contaba Alaín al explicarnos que uno de los puntos más importantes en una relación es establecer su estatus: monogamia o poligamia, sin importar si se trata de una pareja homosexual o heterosexual. A cualquiera le puede pasar.
Después Alaín cayó en una etapa de culpa y negación a tal punto de no solicitar ayuda a las instituciones públicas de salud, mucho menos recurrir a terapia psicológica. ¿Por qué?
El IMSS está violando el derecho a la igualdad al exigir el examen de VIH como requisito de contratación https://t.co/SKajSCQda2
— Sopitas (@sopitas) February 7, 2019
“Desde el estigma propio, te lo guardas por muchas razones. Una de las razones por las que guardé mi diagnóstico y no me animé a recibir ayuda psicológica era porque me sentía culpable conmigo mismo, pensaba que de alguna manera me lo había buscado. Y me destruyó”.
“Un proceso difícil en lo personal, económico, laboral, educativo y los afectos”
En el caso de Pinzón la discriminación comenzó hacia sí mismo, en automático. Como consecuencia desde su diagnóstico como persona seropositiva hasta 2015, Alaín no solicitó ningún tipo de ayuda.
Sin embargo, en 2014 Alaín enfermó de las vías respiratorias, “mi cuerpo ya no respondió. En enero de 2015 yo caigo hospitalizado y quedo internado durante tres meses. Estuve en un coma inducido”. Estas no fueron las únicas secuelas.
El activista se sometió a aproximadamente ocho operaciones, sufrió varios infartos y sorteó decenas de complicaciones médicas. Entonces, aunque el diagnóstico médico no pintaba nada bien, sucedió una especie de milagro: Alaín logró recuperarse y tras salvar su vida vino otro cambio.
La lucha interna se hace pública
“De alguna manera esta lucha interna la llevo al ámbito público y me animo a decir mi estatus biológico, de manera pública. (Me animo) a decir que soy VIH positivo“, recordó Alaín y nos explicó que esta fue la clave para que él se dedicara al activismo.
Jóvenes que viven con #VIH enfrentan dificultades médicas, discriminación y dudas, pero encuentran su camino a través de la esperanza y el apoyo. https://t.co/RvNe60Cio3 #Jamaica #Brasil #Perú #EWECyouth #livingwithHIV #EWECsoyYo #IAS2019 Vía @uniceflac
— EWEC LAC (@EWECLAC) July 22, 2019
Los aliados
Al ser consciente de su condición, Alaín Pinzón se percató de que contaba con el servicio de las instituciones públicas, como el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, la Clínica Condesa o el Capasit (Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en Sida e Infecciones de Transmisión Sexual).
Más de 10 mil pacientes con VIH son afectados por las exigencias de la sección 18 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud https://t.co/pLPCiK1j9N
— Sopitas (@sopitas) March 29, 2019
Sin embargo, también encontró el otro lado de la moneda: “No hay principio de equidad” en el sistema de salud pública. ¿La razón? El desabasto permanente y constante de los medicamentos, la migración del servicio médico —cuando los pacientes pasan del Seguro Popular al IMSS y el ISSSTE.
Los esquemas no son universales
Sólo para darnos una idea, un paciente con VIH debe seguir un tratamiento con medicamentos antirretrovirales (TAR, de terapia Antirretroviral) para hacer frente a virus como este.
Los pacientes se sirven de los antirretrovirales para mantener estable su sistema inmunológico. No obstante, deben de seguir el tratamiento sin fallar una sola vez en la toma del medicamento.
Pero justo el problema del sistema de salud pública de nuestro país falla cuando no existe un esquema universal —que adopte tanto el Seguro Popular como el IMSS o el ISSSTE— y, por lo tanto, los pacientes como Alaín están ante el riesgo constante de que la adherencia a los medicamentos sea débil.
Otro de los obstáculos es ¿cómo seguir el tratamiento? “Los medicamentos de cuadro básico te los otorgan y el antirretroviral es gratuito. Pero el problema es cómo se acercan las personas a los centros médicos”, enfatizó Alaín.
Crean #nuevoparadigmaVIHMX, para el tratamiento más efectivo, económico y con menos riesgo de resistencia en personas con VIH
Para que sepas de qué va, hablamos con Olivia Maldonado de @LaCasadelasalAC, @angelcandiac y Alaín Pinzón de @IsonomiaD https://t.co/vQzECwblcA
— Sopitas (@sopitas) May 21, 2019
“¿Qué jefe estaría dispuesto a dar permisos para ir a recoger los medicamentos cada 15 días o mes?”. Y eso es en caso de contar con un trabajo, pues como en la historia de este activista, la confidencialidad es un aspecto vulnerable. Por ejemplo, en el caso de Alaín, un corporativo lo obligó a hacerse una prueba del VIH, él se negó y perdió una oportunidad laboral y económica.
¿Qué hacer?
Ante los dos principales enemigos de los pacientes con VIH —la discriminación y la falta de medicamentos—, de nueva cuenta el activismo conjunto ha sido la respuesta para Alaín.
“Tenemos que ser libres, atendernos, tener un trabajo digno y una vida tranquila y tradicional lo que menos queremos es vernos como personas enfermas, queremos seguir adelante”, es una de las conclusiones del activista.
La cura del VIH podría cambiar de manera radical al mundo y también a las 37 millones de personas que viven día a día con este virus https://t.co/ZtT95SWZi8
— Sopitas (@sopitas) July 24, 2019
¿Cuál es la otra? Que todos tomemos responsabilidad ante este problema de salud pública, tanto el gobierno Federal, como la sociedad, la iniciativa privada y las personas seropositivas.“Que la gente de a pie nos permita demostrar que somos capaces, que no nos vean con prejuicio“, concluyó.