Ahora sí los papeles se invirtieron y es que un par de amigos decidieron someterse a un simulador de dolores de parto para sentir – y de paso, comprender a sus esposas – un poco de la agonía que toda madre siente a la hora del alumbramiento.
Resulta un hecho comprobado que el umbral del dolor de las mujeres dista mucho del de los hombres, y es que a lo largo de su vida, nuestras damiselas sufren agonías más intensas que las que un hombre sentirá jamás. Esto es lo que un par de hombres decidieron comprobar al someterse a una dura prueba que los hará ver a sus esposas y madres de una manera muy diferente.
Este simulador utiliza impulsos eléctricos que hacen que los músculos abdominales se contraigan de tal manera que generen un dolor insoportable que hace que este par de adultos lloriquee se retuerce y grite como si fueran niños apunto de recibir una vacuna en el Seguro Social.
Para apoyar (y reírse , los hombres son acompañados por sus esposas de cuyas manos estos se aferran hasta que las “contracciones” pasan. Sin duda, ésta será una lección que ambos no olvidarán.
Lo peor es que esta agonía pertenece a las fases iniciales del parto, ya que lo que les espera a las mujeres es un dolor aún más insoportable que ellas, estoicas, soportan de la mejor manera posible.
Ante el dolor del “verdadero parto”, los hombres gritan y chillan como si una sierra los estuviera partiendo a la mitad.
Una vez que pasaron por la experiencia, uno de los hombres reconoce el heroísmo de su madre al haberlo traído al mundo bajo circunstancias similares.
Este experimento recuerda a la ocasión en que dos jóvenes adultos fueron forzados a ver el video explícito de un parto natural.
