En febrero publicamos una nota sobre las diferentes hipótesis de por qué los bostezos se contagian. Aprovechando este curioso fenómeno del que todos hemos sido víctimas, un hombre recorrió varias partes del mundo con sólo un objetivo: contagiar bostezos.
Se dice que el 60% de los humanos no pueden evitar bostezar cuando ven que otra persona lo hace. Sabedor de este poder contagioso Roman Atwood viajó a varios sitios del planeta para comprobar que el “bostezadero” no conoce fronteras.
Así, sólo le bastaba pasar por donde había una o más personas y bostezar aparatosamente, para que al menos uno de los presentes lo imitara.
El video de su proeza llevan ya más de 2 millones 500 mil reproducciones. Échale un ojo y haz el intento por no bostezar. Nosotros no pudimos: