El autoproclamado gángster callejero ‘El Negrito’ vive en Venezuela se dedica al robo a mano armada y al secuestro. Confiesa que ya perdió la cuenta de cuentas personas ha matado; sin embargo, las cosas están cambiando… pero por las razones equivocadas. En una entrevista, el delincuente se queja de la situación económica que lo está llevando ‘a la fuerza’ al camino del bien: ya no obtiene mucho de los asaltos, no hay gente para secuestrar y no le alcanza ni para comprar balas en el mercado negro.
“Si vacías tu cartucho entero, te estás gastando 15 dólares”, explica el ladrón, de 24 años, que habló con Scott Smith, el corresponsal en Venezuela de la Associated Press (AP), con la única condición de mantener el anonimato. “Si pierdes tu pistola o la policía te la quita y ya tiraste a la basura 800 dólares”.
Los asaltos tampoco rinden muchos frutos. Cuando los cajeros automáticos no te dan más de un dólar en efectivo —6 mil 296 bolívares según dolartoday— no es negocio arriesgarse por tan pocas ganancias. “Ya no pagan como antes”, asegura.
El Negrito lidera la pandilla de los Crazy Boys que se dedica al secuestro exprés, pero ya tampoco es el ‘giro’ más rentable, admiten. Cuando secuestraban a alguien —y determinaban el dinero de rescate dependiendo del auto que manejara la víctima— los familiares ya no tienen ni el tiempo suficiente, ni la cantidad suficiente de efectivo para poder completar los pagos en las 48 horas que ponían de límite. Este año llevan ‘solamente’ cinco… antes eran muchos más.
In Venezuela, criminals feel the pinch of an economic crisis (from @AP) https://t.co/Ayzv7WmBe4
— Scott Smith (@ScottSmithAP) 28 de mayo de 2019
La falta de ganancias en la vida delincuencial están teniendo un extraño efecto en la vida venezolana.
De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Violencia, se estima que los homicidios han disminuido en un 20% durante los últimos 3 años. Las estadísticas oficiales del gobierno de Maduro reportan casi un 40% de disminución. También los secuestros han bajado notoriamente.
El Negrito confiesa que está viendo la posibilidad de salir de Venezuela y dejar la vida delictiva para darle una mejor vida a su esposa y su hija.
“En estos días, la verdad es que a nadie le va bien: ni a los ciudadanos honestos que producen riquezas, ni a los criminales que se aprovechan de ellos”, le explica a AP Robert Briceño, el director del Observatorio Venezolano de Violencia.
*Con información de Scott Smith de Associated Press (AP)