En Estados Unidos se están poniendo las pilas contra la adicción a la nicotina en los menores de edad. Apenas unos días después de que aumentaran a 21 años la edad mínima para comprar cigarros (no fuera una AK-47 pero ese es otro tema), las autoridades gabachas acaban de anunciar la prohibición parcial a los cigarrillos electrónicos y a los cartuchos de sabores.
¿Y qué tan populares son? Pues imagínense que 1 de cada 4 jóvenes de preparatoria y secundaria aseguran ser fumadores recurrentes.
La prohibición es parcial porque solamente aplica para aquellos cartuchos no-rellenables que tengan sabores frutales o dulces, pues según las autoridades son más llamativos para las nuevas generaciones que sabores tradicionales como el tabaco. “Estados Unidos nunca había visto una epidemia de abuso de sustancias crecer tanto como el uso juvenil de los cigarros electrónicos”, señaló la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés).
Esta ley entrará en funciones en 30 días.
Bajo los nuevos términos, todas las compañías que producen cartuchos tendrán que dejar de hacerlos con sabores frutales o en empaques llamativos para los consumidores más jóvenes… que son sus principales clientes. “Estas acciones buscan mantener los cigarros electrónicos como una opción potencial para los adultos, pero que no signifique una manera de facilitar la adicción a la nicotina en la juventud”, señalaron.
Amid the epidemic levels of youth e-cigarette use and the popularity of certain products among young people, FDA today finalized an enforcement policy on unauthorized flavored cartridge-based e-cigarettes most used by youth. https://t.co/3kJ3iNZLjZ pic.twitter.com/psNopnhjb9
— U.S. FDA (@US_FDA) January 2, 2020
En el comunicado donde se anuncia esta medida (que probablemente sea impopular entre los jóvenes consumidores) se menciona específicamente que aumentarán los límites si lo consideran necesario.
Hace unos meses, Donald Trump prometió que prohibiría todas las versiones y usos de los cigarros electrónicos, pero los funcionarios de su gobierno lograron legar a una solución un poco más razonable: por un lado, es un primer acercamiento para detener el aumento de la adicción a la nicotina en los jóvenes estadounidenses. Por el otro, se mantiene como una solución accesible para los adultos que encuentran en estos productos una solución para dejar de fumar.