Además de que la salud de menores de edad en situación de movilidad y refugio puede verse mermada por las peripecias propias del éxodo hacia la búsqueda de un bienestar, prácticamente el 100 por ciento de niñas y niños también presentan un apego irregular al cuadro básico de vacunación, situación que los y las pone en riesgo de padecer trastornos que ya se habían erradicado.
Hubo un aumento de 88.1 por ciento de niñas, niños y adolescentes repatriados de Estados Unidos a México en situación migratoria no oficial, así como también un incremento de 571.2 % en las detenciones de esta misma población —de entre 0 y 17 años— en nuestro país afirmó la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) después de analizar los boletines estadísticos que emite la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación.
La organización no gubernamental REDIM también dio a conocer que en 2021 creció un 103.3 por ciento el número de infantes migrantes deportados por el Estado Mexicano.
Juan Martín Pérez García, coordinador de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, explicó que, aunque podría resultar difícil contar con un censo preciso de pequeños y pequeñas migrantes, refugiados o “de circuito”, es decir, aquellos que realizan varias veces el recorrido pese a ser deportados; es posible afirmar que existe una creciente de personas menores de edad que desea llegar al otro lado de la frontera norte de México desde 2010.
Para el experto, pese al subregistro que existe para medir este fenómeno, las cifras anteriormente citadas de REDIM pueden fungir como parámetro para reconocer, que por un lado cada vez son más niños y niñas expulsados de sus lugares de origen, pero también sirven para identificar al recrudecimiento de la política persecutoria de Estados Unidos —apoyada por grupos de la sociedad civil anti migrante particularmente del sur del Texas— así como de la actuación del gobierno de México.
En este contexto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organizaciones de la Sociedad Civil y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) han denunciado “graves violaciones a derechos humanos de niñas, niños y adolescentes migrantes en su ruta desde Centroamérica hacia México y Estados Unidos”.
Las infancias en contexto de movilidad o de asilo que huyen de la violencia de sus ciudades, ya sea para rencontrarse con sus familias o en la búsqueda de oportunidades de bienestar negadas a sus padres o tutores; cada vez enfrentan un recorrido más peligroso que pone en riesgo su integridad, su salud y la vida; llegando a ser reclutados por el crimen organizado, expresó el defensor de derechos humanos.
En medio de este contexto tóxico, Pérez García habló sobre una situación poco visibilizada, la cual tiene que ver con el poco o nulo apego que podrían tener con el protocolo básico de vacunación, situación que estaría presente prácticamente en el 100 por ciento de pequeñitos y pequeñitas en tránsito hacia el “Sueño Americano”.
“El cuadro de vacunación para niños y niñas pequeñas nunca ha sido prioridad porque no está vinculado a lo vital, no por una mala voluntad, sino porque existen urgencias inmediatas que atender” -particularmente por parte de los refugios- tales como la protección de su integridad o procurar su alimentación”, dijo el especialista en derechos de la infancia.
Aunque se ha observado de manera excepcional la intervención de agrupaciones que podrían realizan algún tipo de acompañamiento en este sentido, estos episodios de vacunación quedan a la discrecionalidad de los servicios públicos y no como una regla de contención por parte de la Secretaría de Salud o de las agrupaciones que protegen a la niñez migrante, explica Juan Martín Pérez García.
El también experto destacó que la crisis humanitaria es tan severa en el contexto de la migración y el refugio, que ante prioridades de sobrevivencia básicas no es posible atender el adecuado apego al cuadro básico de vacunación y que, al no ser considerado por las instituciones, se está frente a un Patrón de Violación Generalizada al Derecho a la Salud de Niños y Niñas.
Este fenómeno está presente en todo el territorio nacional, es de impacto masivo y no está contemplado en un programa oficial para su cobertura.
“Vacunarse es prácticamente un lujo”, sentenció el activista.
Padecimientos que pueden regresar
Pese a que México cuenta con uno de los cuadros básicos de vacunación más completo y actualizado en el mundo, para el pediatra Octavio Martínez resulta irónico que la población infantil en contexto de movilidad en territorio mexicano no pueda acceder de manera satisfactoria a este beneficio de la salud pública, un tanto por el desabasto de medicamentos, pero también por las condiciones que obliga el cambio de residencia.
El experto recordó al estudio académico Baja cobertura de vacunación en niños y niñas migrantes indígenas el cual concluyó que sólo 25.3 por ciento de los menores alcanzan el esquema completo de vacunación y que ninguno de los infantes menores de un año tuvo posibilidad de recibir el esquema completo.
Esto se debe, sobre todo, a la nula la cobertura de las vacunas DPT+Hib (difteria, tétanos, tos ferina, meningitis), polio, rotavirus y neumocócica.
Algunos factores que pueden acercar a los y las pequeñas a su plan de vacunación completo pueden ser la escolaridad de los padres de familia, habitar en albergues céntricos, ser varón, así como un mayor número de hijos en la familia, así lo informó esta investigación realizada de manera conjunta por la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad de Colima y el Instituto del Seguro Social.
Y es que el riesgo de que padecimientos ya erradicados —gracias a la actualización de los programas de vacunación— regresen más resistentes en infancias migrantes o refugiadas es muy alto, debido a que estas poblaciones se ven imposibilitados a recibir la aplicación de vacunas en tiempo y forma; explicó el también director de la Fundación Nahi, A. C.; que del vocablo indígena significa “yo te quiero, yo te cuido y te protejo”.
Si un menor no se vacuna puede acortar su expectativa de vida y “lo dejamos totalmente expuesto a diferentes enfermedades… como las hepatitis, al rotavirus o al neumococo que puede ser mortal en niños… a la tuberculosis sobre todo en zonas cálidas… el sarampión, la rubeola o las paperas”, se ha demostrado que la mejor inmunización es través de la vacunación, expuso el médico.
El doctor Martinez sugirió que se debe acercar a la población migrante a programas educativos que les permita conocer la posibilidad de que, por un lado existe un periodo de tolerancia para recibir las vacunas de forma extemporánea, esto para que en algún punto del viaje puedan reponer ese pendiente; y por el otro, alertarles sobre la importancia de mantener un apego adecuado al esquema de vacunación universal para el futuro de sus pequeñitos y pequeñitas.
Los gobiernos deben atender la cobertura de vacunación en infantes migrantes, pues desde un punto de vista biológico, también podrían viajar padecimientos endémicos, como en el caso de algunos dengues.
Migrar no es un delito, es un Derecho Humano
“Yo llegué a Palenque y traía a la niña muy enferma… me acerqué a un centro de salud para ver qué se podía hacer… entramos y no sabíamos cómo era… Y cuando logramos entrar nos preguntaron que si teníamos una CURP, nosotros dijimos que no sabíamos que era eso… Sólo queríamos que nos atendieran”.
Así es como Jennifer, una mujer centroamericana en contexto de movilidad narra su primera semana en México. La remembranza revive el dolor y la impotencia. Sus ojos se humedecen, es un recuerdo que aún lastima. “Llegamos con hambre y miedo”.
Y es que a ella y a su grupo las recibió un país donde la policía les extorsionaba, donde el racismo los y las desmoronaba emocionalmente; y donde también la explotación laboral era una realidad, pues llegó a recibir 100 pesos de paga por una jornada de 12 horas.
Los cuerpos de los y las niñas migrantes no están preparados para un viaje tan largo y con las dificultades que enfrentan: “son muy frágiles”, reconoció por su parte el defensor de derechos humanos Juan Martín Pérez García; quien además recordó algunos padecimientos que han observado en este sector de la población como problemas en la piel, infecciones estomacales, así como afecciones psicológicas.
Las leyes mexicanas establecen que el acceso a la salud debe ser gratuito y sin discriminación, pero lo que se ha observado —particularmente en estados del Sur que anteriormente eran más solidarios— es que las personas migrantes están teniendo dificultad para ser atendidas en los servicios médicos.
México ha firmado acuerdos internacionales como el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular; así como la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, adoptada por las Naciones Unidas que establece recomendaciones para “No dejar a nadie atrás” donde se incluya considerar las necesidades de personas migrantes con una cobertura sanitaria universal.
Además, cuenta con reglamentos como la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes; misma que reconoce a los menores de edad migrantes como personas sujetas de derechos.
Pese a lo anterior, Pérez García reconoció que el andamiaje legal de protección no está funcionando y que se está violando la Constitución todos los días respecto al trato que reciben las infancias en situación de movilidad o de asilo.
El experto enfatizó que se está frente una crisis humanitaria, donde históricamente la política migratoria en México ha dependido de las decisiones del gobierno de Estados Unidos, sin importar el partido político en turno; y ahora, representa una preocupación mayor debido a la presencia de la vigilancia militarizada.
Al igual que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el experto reconoció sobre la urgencia de un mecanismo transnacional de protección integral las infancias migrantes para atender de manera eficiente la crisis humanitaria, mismo que debe encaminarse hacia la idea de que “la migración no es un delito, sino un derecho humano”, priorizando así el interés de las niñez migrante y refugiada.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y agrupaciones como la Red por los Derechos de la Infancia en México y el Instituto para las Mujeres en la Migración, IMUMI; se han pronunciado por la importancia de fortalecer en cada país los Sistema Nacionales de Protección Integral para la niñez, así como de “estimular las buenas prácticas gubernamentales”.
Estas instituciones también han insistido en que la migración forma parte de una necesidad de supervivencia; por lo que la actual política hacia este conjunto de personas, en los hechos busca castigar el deseo a la posibilidad de una vida distinta al negarles una protección internacional a quienes deciden escapar de la violencia.