La malaria es una de las enfermedades más mortales que hemos conocido en la historia. Se estima que —cada año— se presentan más de 220 millones de casos y más de 400 mil personas pierden la vida en el mundo. Todo provocado por la picadura de un mosquito.
¿El lado bueno? La humanidad acaba de ganar un punto histórico en esta lucha.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de aprobar la primer vacuna contra la malaria después de un estudio masivo en niños de Ghana, Kenia y Malawi.
“Este es un momento histórico”, dijo el director general de la OMS, el ya famosísimo doctor Tedros. “La esperada vacuna contra la malaria en niños es un paso enorme para la ciencia y para la salud infantil. Esta vacuna, acompañada de otras herramientas, puede salvar miles de jóvenes vidas cada año”.
Se espera, como mencionaban aquí arriba, que se empiece a vacunar en algunos lugares específicos de África en donde la mortalidad infantil es rudísima. Al grado que se estiman más de 250 mil muertes anuales.
La malaria y la complicación de las vacunas
La noticia es un asunto fabuloso y se trata de una victoria para la humanidad, la ciencia y miles de personas que podrán acceder a la vacuna. La cosa es que la malaria es, de verdad, una enfermedad complicadísima.
La vacuna estrenada recientemente se llama, comercialmente, Mosquirix y se tardó más de 30 años en desarrollar.
Además, requiere de un largo proceso de cuatro dosis que tienen que comenzar en niños de 5 meses de edad en adelante. Tiene apenas una efectividad de, aproximadamente, 30% contra casos graves de malaria así que depende de un avance complejo con otras medidas de control de salud y de mosquitos en la región.
Ahora viene un asunto importante.
Según la revista Nature, cada dosis de Mosquirix o de vacuna contra malaria tiene un costo de 5 dólares. Entonces, para que llegue a todos los niños de África, en las regiones que se utilizan, antes de la época de lluvias d.el año entrante, se necesitan 325 millones de dólares