Nikolai Skorodumov dedicó todo su trabajo a enriquecer una colección erótica que terminó en una sección secreta de la Biblioteca de Moscú o Biblioteca Lenin, en la URSS. Ubicada frente al mismísimo Kremlin, esta serie de pinturas, literatura, fotos, grabados y películas estaba destinada a mantenerse oculta, alejada del ojo público, pues su contenido era considerado como peligroso.

Aún en pleno siglo XXI poco se sabe de esta colección, del catálogo que ha quedado intacto, tal cual en los inicios de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), entre otras cosas porque la Biblioteca del Estado Ruso lo ha decidido así.

“El boxeador. Retrato de Boris Snezhkovsky, 1933”. Foto: Getty Images.

Y en este texto, le vamos a echar un vistazo a esta colección: ¿Cómo fue creada? ¿Por qué se mantuvo tanto tiempo en secreto? Y, ¿quiénes sí podían acceder a su contenido?

La colección erótica secreta en la URSS

La revolución rusa (1917-1923) cambió de manera definitiva lo que era en ese entonces la Rusia de los zares, desde el sistema político hasta económico.

Y al final de este periodo comenzaron a moverse las piezas hacia un sistema socialista-comunista, que tenía como objetivo desaparecer aquello de los beneficios para unos cuantos y terminar con las reminiscencias de la monarquía.

Foto: Wojtek Laski-Getty Images.

En esos esfuerzos, lo que hoy conocemos como la Biblioteca del Estado Ruso comenzó a albergar lo que definió el Moscow Times como un “tesoro pornográfico”.

Todo en una sección dedicada a obras “raras” y comprometedoras. Material incautado a la aristocracia rusa desde la década de 1920 y que siguió creciendo con otras fuentes hasta la década de 1970.

Y decimos fuentes porque no todo era material que pertenecía a la aristocracia rusa —como la colección de grabados del Japón del siglo XVIII. Esta sección llegó a contener libros de otras bibliotecas, novelas de romance del siglo XX, fotos confiscadas en las aduanas y panfletos de la Pikantnaya Biblioteka o “Biblioteca picante” de la década de 1910.

“Sala de lectura de la Biblioteca Lenin de Moscú (1940)”. Foto: Getty Images.

A la colección también se integraron materiales 100tíficos. ¿Neta? Sí, ya después de la década de 1930 la censura se puso muy loca, con el decomiso de textos considerados como “inapropiados” y que en realidad eran ensayos sobre la sexualidad.

Escritos, de acuerdo con el Moscow Times, durante el movimiento de Alexandra Kollontai en pro de la abolición de la familia tradicional y la legalización del aborto o la “terminación artificial del embarazo”, que sucedió el 18 de noviembre de 1920 vía un decreto del Comisariado del Pueblo para la Salud y Justicia.

Pero tras la muerte de Vladimir Lenin e Iósif Stalin en su apogeo, se intensificó la censura. Tanto que la colección erótica (y pornográfica) secreta de la URSS terminó albergando textos sobre los métodos anticonceptivos o los delitos y las agresiones durante las relaciones sexuales.

Nikolai Skorodumov

Sabemos de Nikolai Skorodumov gracias al Moscow Times y The Guardian, que se dio a la tarea de publicar un texto en 2014 dedicado a esta colección erótica.

Skorodumov fue subdirector de la Biblioteca de la Universidad Estatal de Moscú y dedicó su vida profesional a coleccionar esos libros “peligrosos”, “raros” e incómodos para los dirigentes de la URSS.

“La Biblioteca Pública Imperial de San Petersburgo, década de 1840”. Foto: Getty Images.

De hecho, logró llevar colecciones de Francia, Alemania y Estados Unidos a la URSS con el pretexto de que se trataba de un trabajo social, clave para las repúblicas. Y así se siguió hasta su muerte en 1947. Después de eso, todo el material pasó a manos de la Biblioteca de Moscú.

Las “consultas”

Va de nuevo: esta colección no estaba disponible para el público. Pocas personas sabían que existía en la URSS… como los jefes de dependencias o funcionarios de alto perfil.

“El líder ruso Joseph Stalin (1879 – 1953) se reúne con Kalinin (1875 – 1946) (derecha) y el mariscal Voroshilov (1881 – 1969)”. Foto: Getty Images.

Dicen que a la colección le echaron un buen ojo militares, fundadores y funcionarios que eran asiduos a la pornografía y materiales eróticos contenidos de manera secreta en este sitio —y que no necesitaban permisos o pases para consultarlas.

¿Qué hay de la gente?

Los materiales eróticos y la pornografía no sólo eran rollos de la aristocracia rusa. La gente común también tenía acceso, por ejemplo, a la pornografía —como los panfletos que se vendían, mencionados al inicio de este texto. Al final, ante la gente estos contenidos se manejaban como un riesgo.

Y esto lo pudo atestiguar el mundo cuando, en contexto de la Perestroika y Glasnost —los acercamientos de la URSS con Occidente—, en una transmisión en vivo; mujeres de Boston y en ese entonces de Leningrado (San Petesburgo) compartían dudas y preguntas sobre cómo era su vida.

“Estudio III, 1923. Técnica de impresión fotográfica – bromoil De la colección de la Unión de Fotógrafos de Rusia”. Foto: Getty Images.

Una estadunidense preguntó si allá en la URSS tenían broncas con los comerciales de alto contenido sexual.

Una camarada del Partido Comunista y empleada de turismo estatal, respondió: “No tenemos sexo y estamos muy en contra del sexo”.

En corto, además de las risas, una de sus compañeras entró a corregir: “Sí tenemos sexo, pero no tenemos comerciales en televisión”.

Todo eso sucedió previo a la desaparición de la URSS, pero de esta colección erótica secreta poco se sabe hasta nuestros días.

**Con información de The Guardian y BBC.

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Hola, soy Lucy Sanabria. Desde 2018 redacto y reporteo para Sopitas.com, con especial entusiasmo en temas de derechos humanos y LGBT+. En 2021 fui parte de la generación de la beca de Periodismo Incluyente...

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