El 19 de septiembre de 2017 un sismo magnitud 7.1 sacudió fuertemente a varios estados, entre ellos la Ciudad de México. Edificios se derrumbaron y muchas personas quedaron atrapadas entre escombros. Cientos de rescatistas, paramédicos, policías, bomberos, elementos de las fuerzas armadas, voluntarios y binomios caninos trabajaron por días buscando vida.
Los equipos de la Unidad Canina K9 del Programa de Perros de Búsqueda y Rescate de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) formaron parte de las duras labores de rescate, labores que se extendieron por días y que todos recordamos con un nudo en la garganta.
Sopitas.com se lanzó a conocer la sede de la Unidad K9 de la UNAM, en Ciudad Universitaria. Platicamos con Julio Alejandro Velázquez Rodríguez, coordinador del equipo, así como con varios rescatistas voluntarios y sus valientes compañeros: Javier Sotomayor y Hueso, Esther Pérez y Foxy, Kenji Castro y Drusso.
¿Cuál es la labor de la Unidad K9?
El equipo de la unidad, nos explica Julio, forma binomios caninos, hombre-perro, que responden ante situaciones principalmente de derrumbe urbano, como caída de edificios, pero también en la búsqueda de personas en campo abierto, aunque en menor cantidad.
El equipo depende y responde a la Dirección General de Análisis, Protección y Seguridad Universitaria de la UNAM.
Pero la labor de la unidad va mucho más allá. Funciona a partir de voluntarios y sus perros que entran al programa para recibir capacitación y entrenamiento con miras a obtener una certificación y poder colaborar en labores de rescate cuando se necesite.
La unidad tiene de dos sopas para obtener una certificación en la actualidad:
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El proceso de certificación de manera local a partir del Estándar 086 del Conocer, vinculado a la Escuela Nacional de Protección Civil del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED). En esta categoría y con mucho orgullo, la Unidad participa como evaluadora de quienes desean obtener la certificación a nivel nacional, es decir, los equipos aspirantes se evalúan en la sede de la UNAM y si pasan la prueba, obtienen el certificado de la Escuela Nacional de Protección Civil.
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El otro esquema, con el que llevan 11 años, es el del Organismo Internacional de Perros de Búsqueda y Rescate (IRO, por sus siglas en alemán). Para éste, la Unidad solicita la prueba, organiza toda la logística —horarios, fechas, escenario— y viene a México un juez internacional asignado por el organismo para hacer la prueba.
Julio nos explica que han venido jueces de Japón, Corea, Holanda, República Checa, etc. Pa’pronto, quien hace la prueba y otorga la certificación es el IRO, la unidad solo organiza la logística para llevarla a cabo.
¿Y en qué escenario hacen las pruebas y entrenan a los binomios caninos?
Ese es otro asunto que Julio, los voluntarios y la UNAM presumen con orgullo: el escenario con el que cuenta la sede de en Ciudad Universitaria es única en América Latina. Está completamente equipada con todo lo que un guía y su perro puedan necesitar para entrenar: escombros que simulan un edificio colapsado, estructuras para rapel, llantas y lo más increíble, túneles y módulos subterráneos únicos en su tipo.
El escenario continúa creciendo y ampliándose con el objetivo de que más unidades y equipos vengan a evaluarse y las labores continúen en grande.
Tuvimos la suerte de que después de platicar con el equipo, entre todos hicieron una demostración de su chamba: Kenji y Drusso subieron y bajaron la estructura de rapel, Esther nos enseñó el nivel de obediencia de Foxy y Javier guió a Hueso para encontrar a Julio, quien estaba escondido en una caja entre los escombros con su pelota.
Cuando vemos las labores de rescate en las que participa un perro generalmente aplaudimos su nivel de entrenamiento, pero es importante destacar que su guía es fundamental para que el equipo funcione. Guía y perro tienen que estar certificados y en entrenamiento constante para estar listos en cuanto se necesite.
¿Cómo entrenan los binomios caninos?
Vamos a empezar por el perro. El coordinador de la Unidad K9 de la UNAM nos explica que a los perros se les forma en la cuestión que tiene que ver con el control y la obediencia. Tiene que ser capaz de realizar ejecuciones de obediencia complejas en escenarios diversos a distancia y de manera autónoma.
Por ejemplo, en una escalera horizontal, a una distancia de 43 metros, subirse a una mesa, paso sobre una superficie inestable, entrada por un túnel y, por su puesto, la búsqueda de personas en condiciones de exigencia.
Tiene que buscar en lugares oscuros, altos, inestables, mientras llueve, de día, noche, etc. y debe hacer un marcaje lo suficientemente notorio como para que el guía se de cuenta que el perro encontró el aroma de una persona oculta. Este marcaje lo hacen ladrando pero el guía debe ser capaz de observar e interpretar el comportamiento del perro durante la búsqueda: si rasca, mete la nariz, se interesa en algún sitio, etc.
“El perro tiene que entrar a la zona de trabajo sin nada de accesorios, ni collar ni correa, nada que le impida moverse o atorarse. Esto para que el perro tenga suficiente agarre con sus uñas y la visión libre. Nosotros nos apegamos a los lineamientos internacionales”, nos explica Julio.
Claro que, cuando el terreno y la circunstancia así lo requieran, el perro puede usar un arnés para subir o descender con su guía, o botas si es que hay escombros peligrosos que pudieran dañar sus cojinetes. Solo recordemos que los cojinetes de las patas de los perros de trabajo son mucho más resistentes por el entrenamiento y adaptación que las de los perros de casa, por ejemplo.
Por otro lado, el guía necesita preparación física para poder acceder y trabajar en condiciones muy exigentes. Por ejemplo, usar equipo de ascenso y descensos, primeros auxilios humanos y caninos, navegación terrestre, manejo de brújulas y GPS, búsqueda en espacios reducidos, saber leer un mapa, etc.
A diferencia del perro, el guía sí debe entrar a la zona de trabajo de una forma mucho más protegida con el equipo de protección personal necesario como botas con casquillo, el uniforme elaborado del material adecuado, resistente y con colores que lo identifiquen, un caso con sujeción a la cabeza, con un barbiquejo, gogles, lámpara, rodilleras, coderas, guantes, silbato, etc.
¿Si el perro es el que busca, entonces qué hace el guía? Como lo mencionamos anteriormente, el binomio canino es un equipo formado por un humano y un perro, una relación de respeto, de entendimiento y de trabajo mutuo. El manejador tiene que saber guiar a su perro en las zonas donde debe buscar e interpretar los marcajes que hace en la búsqueda para avisar a los rescatistas, quienes finalmente realizarán el trabajo de extracción de la persona atrapada.
El equipo no funciona si una u otra parte.
¿En qué emergencias ha participado la Unidad K9 de la UNAM?
Apenas llegamos a la sede de la unidad pudimos observar la gran cantidad de reconocimientos nacionales e internacionales que el equipo tiene colgados en la pared por su participación en desastres.
Julio Velázquez nos cuenta que en la historia de la unidad, incluso antes de que él se integrara, los binomios caninos acudieron a la explosión del sector Reforma en la ciudad de Guadalajara en 1992, hizo búsquedas en el Río Escondido de Piedras Negras en Coahuila, acudió a la explosión por pirotecnia de la Central de Abastos en Celaya en 1999 y en la explosión de la Torre Administrativa de Pemex en la Ciudad de México en 2013.
De igual forma el equipo estuvo presente en la explosión del Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa en la CDMX en 2015 y más recientemente en el sismo del 19 de septiembre de 2017 en CDMX y en el deslave registrado en el Cerro del Chiquihuite en el municipio de Tlalnepantla, Estado de México.
De manera internacional la unidad viajó a Japón en 2011, a la ciudad de Natori, después del sismo y tsunami que afectó casi 300 kilómetros de costa japonesa. En este evento participaron Julio Velázquez con Rochi, además de Roberto Genis Chimal con Geri.
El 19S: Una labor titánica
La Unidad Canina de Búsqueda y Rescate trabajó arduamente en la búsqueda de personas tras el sismo del 19 de septiembre de 2017 que afectó, entre otros estados, a la Ciudad de México. Julio nos cuenta que ese día, antes del sismo, el equipo estaba realizando simulacros y demostraciones en escuelas de CDMX en conmemoración del sismo de 1985.
Al terminar se dirigieron rumbo a Ciudad Universitaria cuando el sismo los sorprendió a la altura de Parque Delta y, desde ese momento, ninguno regresó a casa hasta semanas después. Como iban equipados y con los perros, comenzaron ayudando a la zona de comercios y restaurantes. Cuando dejaron la zona estable, se trasladaron a un inmueble que había colapsado muy cerca de la zona.
Julio, Kenji y Julio llevaban a Baco y a Geri, dos de los perros de la unidad, por lo que los trabajos comenzaron. Algunos otros de los voluntarios fueron al Colegio Rébsamen y otros llegaron al norte de la ciudad, se fueron separando en donde se les necesitaba por medio del C5 en enlace con la autoridad universitaria.
El coordinador de la unidad que lo más terrible fue en los días finales de búsqueda, cuando después de 6 o 7 días de labores los guías sabían que los perros estaban encontrando el aroma de personas fallecidas. Cuando un perro detecta a una persona viva ladra porque así es como entrena, espera que del lugar salga una persona con su juguete o una recompensa. Pero cuando es una persona muerta, el perro se interesa, mete la nariz, rasca y llama la atención de su guía de manera distinta, porque sabe que ahí hay alguien pero que ya perdió la vida.
“En algún momento incluso tuvimos que entrar a las galerías que iban haciendo los cuerpos de rescate para que les definiéramos, con ayuda de los perros, por donde seguir haciendo la galería y no estar perdiendo tiempo yéndose hacia la derecha o hacia la izquierda. Imagínense en ese lugar cerrado, ese lugar muy reducido en el que apenas te puedes mover y qué vas prácticamente pecho tierra. Puedes sentirte como si estuvieras realmente tú atrapado.Yo creo que esa es una de las experiencias más complicadas porque sabes que tal vez en esa misma condición se encontró la persona que ya suponíamos estaba fallecida“, recuerda.
Explica que como binomios regularmente no se quedan hasta que rescatan a la persona del sitio. Lo que hacen es señalar a los rescatistas en dónde el perro hizo un marcaje claro para que ellos hagan la labor de extracción. Eso sí, Julio hace un reconocimiento a toda la gente que está detrás de una labor de rescate, no todo gira en torno al perro aunque juega un papel importante.
“El perro es una parte pequeña de la atención de la emergencia, no es el protagonista. Atrás hay mucha gente que ayuda desde las líneas de control, los compañeros policías, la gente que trae el alimento, la gente que está en la administración, los jefes que están en un teléfono gestionando cosas para el equipo, el rescatista que está rascando hora tras hora y sacando con cubetas el material que va extrayendo, el paramédico que hace la atención de la persona, el médico que recibe a la persona en el hospital“.
¿Podemos ser parte de la Unidad y prepararnos como voluntarios?
Tenemos muy buenas noticias, claro que sí. El equipo está integrado por voluntarios, tanto universitarios como externos. Cada cierto tiempo el Programa de Perros Búsqueda y Rescate de la UNAM organiza una etapa de selección para filtrar a los voluntarios y sus perros que quieran ser parte de la Unidad K9.
Si estas interesado debes mandar un correo etapaseleccionunamk9@gmail.com
Cuando se organiza la etapa de selección, que por la pandemia de COVID se ha pospuesto indefinidamente, al interesado se le envía un formulario y con ello se le avisa la fecha de la prueba con 15 días de anticipación.
El proceso de selección dura aproximadamente 3 meses. Lo primero es un curso propedéutico para que los interesados tengan noción de lo que se hace en la unidad y, en conjunto con las pruebas físicas para el interesado y para el perro, van seleccionando a los posibles voluntarios que ingresarán.
“Seleccionamos desde el primer minuto de la etapa y eso tiene que ver con que el trabajo que hacemos es muy exigente, es muy disciplinado. Tenemos una jerarquía operativa muy rígida, hay que seguir las indicaciones de un comandante de incidente y ante eso nosotros tenemos que ser así de disciplinados en la selección porque requerimos gente con grandes capacidades y perros que no vayan a ser un problema en un escenario problemático de por sí“, explica Julio.
Si estas pensando que no puedes entrar porque tu perro no es de las razas que generalmente vemos en estos equipos de trabajo, estás equivocado. El coordinador de la Unidad K9 nos explica que entrenan generalmente perros de talla mediana pero no se fijan mucho en la raza, sino en sus habilidades. Lo preferible es que el perro sea cachorro o joven para que tenga más años operativos después de su certificación, pero tampoco es una limitante.
Contrario a lo que podríamos creer, los perros pueden entrenarse desde antes de nacer, en la panza de su madre. Si el padre y la madre son perros de búsqueda, seguramente los cachorritos tendrán una predisposición para tener la misma disciplina. Sobre todo si la madre continúa entrenando mientras está preñada.
Después de nacer hay cierto tipo de ejercicios de estimulación temprana para que el perrito entienda que la relación con el humano no es agresiva ni dañina para él. Por ejemplo, tomar al perrito del regazo de la madre y voltearlo suavemente para después regresarlo. De igual forma tocar sus patitas con un cotonete con agua tibia.
Esto comenzará a forjar su carácter y a crear una relación positiva con el ser humano que le permitirán enfrentarse a situaciones complejas en un futuro.
En un futuro, cuando veamos a un binomio canino ayudando en las labores de rescate de personas tras un desastre, no solo aplaudamos su valentía, tengamos en cuenta todo el trabajo que hay detrás, la capacitación y preparación que un guía y su perro necesitan para ayudar a salvar una vida, todo el sacrificio y dedicación del equipo.
En este mundo hay muchos héroes, en todas partes, y los binomios caninos de todas las instituciones sin duda lo son. Así es como trabaja la Unidad Canina K9 del Programa de Perros de Búsqueda y Rescate de la UNAM, una fábrica de héroes.