De poco en poco, las cosas regresan a la normalidad en nuestro país después de los sismos del 7 y 19 septiembre. Y no nos referimos, necesariamente, a que las condiciones de las familias afectadas por el movimiento se estén mejorando o, al menos, se estén restituyendo. Más bien, hablamos de la condición humana que se asoma unas semanas después de la tragedia.

Ya hemos hablado de los partidos políticos, los cuales buscan jalar agua para su molinito apenas pasada la emergencia; utilizando el sismo como pretexto perfecto para hacer campaña. Ayer les contamos sobre la persona que encontró la tarjeta de débito de una de las víctimas y que, en lugar de reportarla o destruirla, se gastó todos los ahorros de una joven de 24 años. Y ni qué decir de los voluntarios que fueron agredidos por un grupo armado cuando se dirigían a entregar ayuda y víveres a Oaxaca. Las últimas semanas nos han brindado imágenes increíbles de la solidaridad de los mexicanos. Pero todas estas noticias rompen la burbuja y nos traen de vuelta a la realidad.

Esta realidad que hablamos ha tocado algunos esfuerzos valiosísimos que vinieron por parte de la sociedad civil. La Universidad Nacional Autónoma de México montó un gigantesco centro de acopio en sus instalaciones después que la tragedia nos cimbrara. Esta institución educativa, además del Instituto Politécnico Nacional, alargaron las suspensión de actividades para que sus estudiantes pudieran seguir brindando ayuda.  Ayer, 27 de septiembre, la UNAM envió un comunicado a través de sus redes sociales para comunicar que un grupo ajeno a la universidad había tomado control de su centro argumentando “falta de transparencia” en el destino de la ayuda. De acuerdo con la Máxima Casa de Estudios, un grupo desconocido se sumó a las labores de acopio y clasificación —que decenas de voluntarios venían realizando de días atrás—.

Estas personas, más tarde, se reunieron al interior del Estadio Universitario y deliberaron que el personal de Atención a la Comunidad y de Servicios Generales y Movilidad tenía que abandonar las instalaciones.

Centro de acopio UNAM
Foto: Notimex-Gustavo Durán

 

¿Y Protección Civil?

La UNAM informó que sus elementos de Protección Civil permanecen en el inmueble; sin embargo, las tareas de acopio, clasificación y distribución se han visto afectadas. En un punto del comunicado (que pueden consultar íntegramente en este enlace) la institución educativa aseguró que desde ahora no está en condiciones para supervisar el destino que tengan los bienes y suministros provenientes de la sociedad. En este documento se puede ver, de manera desglosada, las toneladas que han sido recopiladas en el centro, los lugares a los que se llevó la ayuda y el número de viajes que se han hecho.

Se apropian de centro de acopio en la UNAM
Foto: Notimex/ Gustavo Durán

En pocas palabras, un grupo desconocido se sumó a los esfuerzos de la comunidad universitaria, hizo una asamblea, corrió a los organizadores y, ahora, no hay certidumbre sobre los víveres y demás ayuda que se lleva a las instalaciones de la UNAM. A poco más de una semana, las cosas están volviendo a la normalidad. Para mal.

Actualización 

Algunas horas más tarde, la UNAM informó que se recuperó el centro de acopio. Por el momento, estará a cargo de elementos de Protección Civil. Sin embargo, el centro cerrará a partir de hoy. De ahora en adelante, el acopio se realizará en cada facultad por separado, de manera descentralizada.

De cualquier manera, la ayuda humanitaria acopiada está resguardada en estos momentos. Hasta ahora, no se ha dado mayor explicación sobre su futura distribución.

 

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