“Este disco es un viaje a la mente del músico. Sí, hay guitarrazos y ruido, pero estos elementos no se llevan el protagónico”
Escribe Homero aka ajolote. El rugir de las guitarras y el tronar de los amplificadores, creo que estas son las características que hicieron que me enamorara de las grabaciones de Jack White. El maestro está de regreso, ahora con un trabajo solista que reemplaza los riffs y las distorisiones por un increíble balance entre cuerdas, teclados, pianos y juegos de sufridas voces. Blunderbuss es uno de esos discos que invitan a tomar un whisky, prender un cigarillo y perderse en la soledad de la noche.
Mr. White no se la ha pasado muy bien últimamente, la guitarra más potente de Detroit se divorció de Karen Elson hace tan sólo unos meses y no se ha cansado de declarar que extraña a The White Stripes; esto se ver reflejado en desgarradoras canciones como “Sixteen Saltines” y “Freedom at 21”. Blunderbuss narra las guerras de celos y aquella parte fea y ultra recordada del amor, todo esto en un desgarrador movimiento en el que se puede escuchar a Jack White en su máximo esplendor.
Hay también varios temas como “Hypocritical Kiss” y “Weep Themselves to Sleep”, en los que un elegante piano encapsula la frustración de un maduro White que canta “And I know the feeling’s are strong, strong enough to forget about all that I’ve been through” como para depurarse u olvidar.
Este disco es un viaje a la mente del músico. Sí, hay guitarrazos y ruido, pero estos elementos (mis favoritos en The White Stripes y Dead Weather) no se llevan el protagónico; los tonos rojizos se cambiaron por los azules fríos y elegante melancolía. Blunderbuss funciona como un todo, tal vez el único pero es que el disco no es tan estridente como esperaríamos, esto al mismo tiempo nos presenta a un Jack White renovado, equilibrado y virtuoso.
La grabación es exquisita (no podríamos esperar menos del dueño de Third Man Records) y sin duda se convertirá en uno de los discos más escuchados del año. Yo lo único que le pido a Jack White, es que se tome un tiempo para venir a nuestro país a presentar Blunderbuss y que después siga haciendo magia por muchos años más: ya sea con una nueva banda, produciendo promesas como los Alabama Shakes (ojalá) o en nuestros reproductores. ¡Larga vida a Jack White!
