Mala suerte: Corres el maratón de Boston y te toca presenciar el acto terrorista en el que explotan dos bombas.
Buena suerte: No te pasa nada.
Mala suerte: Dos días después, estás muy cerca de la explosión de una planta de fertilizantes en Waco, Texas.
Buena suerte: Tampoco te pasa nada.
¿Sientes que has tenido una semana pesada y cargada de actividades? Te aseguramos que en nada se compara con la de Joe Berti, a quien no sabemos si llamarlo un tipo afortunado o desafortunado.
Para apoyar a una organización benéfica que ayuda a niños con enfermedades extrañas o no diagnosticadas, Joe Berti corrió el maratón de Boston el pasado lunes. Cruzó la meta 30 segundos antes de que se registrara la primera explosión. Aunque fue alcanzado por la metralla de objetos que salieron volando, salió ileso. Asustado intentó comunicarse con su esposa. No tuvo éxito. Fue hasta que llegó al hotel en el que se hospedaba cuando se encontró con ella.
Aunque su esposa había estado tomando fotos muy cerca del área de la explosión (a 10 metros), tampoco resultó herida.
El martes ambos regresaron a su casa en Austin.
Un día después, Joe volvía de trabajar, cuando en el camino vio salir humo negro de una planta de fertilizantes. Pensando que aquello se trataba de una broma de mal gusto por parte del destino, se detuvo y tomó esta fotografía:
“Mi siguiente reacción fue salir de ahí, porque algo había caído sobre el techo de mi coche”.
En esos momentos la planta de fertilizantes estaba explotando por segunda vez, alertándolo de escapar.
Ahora Joe no sabe si tuvo mala suerte al haber estado presente en dos de los eventos más impactantes que su país ha vivido en los últimos meses, o agradecer su buena estrella por haber salido ileso de ambos sucesos.
“Es un milagro. La gente me pregunta ‘¿No sientes que tienes mala suerte?’ y yo les respondo que todo lo contrario. No sólo no siento que tengo mala suerte, sino que me siento bendecido de que mi esposa estuvo a 10 metros de la explosión y no tuvo ni un rasguño”.
Joe nunca antes había visto una explosión. Y en un par de horas fue testigo de dos de ellas. ¿Qué probabilidad había de que alguien viviera algo así en un par de días?