Esta es la historia de un apacible pueblecillo austriaco al que le quieren cambiar de nombre, pues sus habitantes ya no soportan las bromas que diariamente reciben vía telefónica y en persona. Eso sin contar que sus señalamientos de tránsito son robados por coleccionistas a los que el mote de este poblado no deja de causarles gracia.

El nombre de este poblado es…  Fucking.

¡Ahora sabemos de dónde sacó López Obrador la idea de llamar “La Chingada” a un rancho de su propiedad!

En realidad, esta pequeña villa fue llamada así en honor a un noble del siglo VI apellidado Focko. Si bien, en alemán la palabra “Fucking” no tiene ninguna connotación sexual ni es considerada como altisonante, bastó con que algunos soldados estadounidenses y británicos descubrieran este pueblo durante la Segunda Guerra Mundial para que comenzaran los comentarios de vacilada.

Con el tiempo, Fucking se volvió un atractivo turístico para los visitantes angloparlantes, quienes no pierden la oportunidad para tomarse fotos en el lugar y hacer cientos de comentarios alusivos a su nombre.

Mientras el resto de los turistas que visitan Austria quieren conocer la casa de Mozart en Salzburgo, o Braunau,  la villa donde nació Hitler, para los gringos y los ingleses su obsesión es ir a Fucking.

No contentos con burlarse y arrancar letreros como souvenirs, en las noches algunos turistas aplican esa máxima que dice ‘a dónde fueres, haz lo que vieres’, y como ven  que en todos lados dice Fucking… pues, tienen sexo debajo de los letreros.

¿Cuántos chilpayates habrán sido concebidos por allá?

Si estás interesado en ir a Fucking, te diremos que este bonito lugar se encuentra ubicado al norte de Salzburgo. Pero date prisa, ya que los Fuckingers (gentilicio de los residentes, y que a nosotros nos parece buen nombre para una banda de rock) ya están promoviendo una consulta popular al estilo perredista, para cambiarle el nombre a esta bonita villa.

Hace unos años ya se había intentado cambiarle el nombre a Fucking pero entonces sus cerca de 100 habitantes se negaron diciendo que el lugar tenía una larga historia que se remonta mil años atrás:

Desde 1070 se tienen referencias de esta hermosa región a la que primero se le conoció como Funcingin, después como Fukching y finalmente como Fugkhing. Fue en 1706 cuando el poblado tomó su nombre actual. En alemán antiguo, Fucking significa ‘Habitante de Fuck’.

Pero ahora esta tradición vale un pepino, pues es tanto el fastidio de sus pobladores que ahora piden que el nombre pase de Fucking a Fugging.

Por cierto, los Fuckingers también piden la instalación de cámaras para impedir que los visitantes jariosos le hagan honor al nombre del poblado en la vía pública. Además, los nuevos letreros del pueblo son de hierro y están anclados en el concreto para evitar que se los vuelen.

¿Qué necesidad de terminar con la tradición y la diversión?

Si Fucking estuviera en México, en cada esquina venderían llaveritos, playeritas, adornos y cuanta cosa pudieran comercializar, además habría varios moteles alrededor del pueblo.

¡Sólo es cosa de pensarle y tener mira empresarial!

Lástima que por allá son aburridos, pues cuando Josef Winkler, habitante de Fucking intentó sacarle provecho a la situación vendiendo camisas con la leyenda I love Fucking sus vecinos comenzaron a insultarlo.

Sin embargo, Fucking no es el único pueblo que posee un nombre llamativo por aquellos lares. Cerca de la frontera con Alemania está Faulebutter (Mantequilla podrida), Katzenhirn (cerebro de gato), Plöd (Estúpido) o Warzen (Verrugas).

¡Pues así ni cómo ayudarlos!

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