El caso de una estudiante de Derecho de la UAM Cuajimalpa detonó una protesta y un paro indefinido que fueron creciendo como una ola en el resto de las unidades de esta universidad. Azcapotzalco, Iztapalapa, Lerma y Xochimilco cerraron sus puertas, pero han abierto un camino para erradicar la violencia de género de las aulas.
Se trata de algo histórico para la misma Universidad Autónoma Metropolitana en sus 49 años de existencia —y para las estudiantes que participan en este movimiento, significa un precedente que será difícil de olvidar y marcará pauta para las nuevas generaciones.
Paro indefinido en la UAM: todo comenzó con una denuncia
El 8 de marzo de 2023, mientras cientos de mujeres salían a las calles en defensa de sus derechos y para protestar contra la violencia de género, una estudiante de Derecho de la UAM Cuajimalpa levantaba la voz contra una resolución de la Comisión de Faltas de este plantel.
Karla González decidió exponer la resolución que esta comisión hizo sobre la denuncia por violación que presentó contra uno de sus compañeros —y expareja.
¿Qué decía este dictamen? A grandes rasgos, que la Comisión de Faltas no podía dar un fallo o expulsar al alumno, pese a que la estudiante había presentado pruebas de la violación y el mismo acusado admitió la agresión, aunque dijo que había sido, ¿por accidente?
El caso de la estudiante de Derecho tenía desde diciembre de 2022 y estuvo en manos de las autoridades universitarias por 2 meses, sin la aplicación de medidas cautelares o un proceso con perspectiva de género.
Las 5 unidades de la UAM respondieron
El 8 y 9 de marzo la denuncia de Karla se hizo viral. Fue compartida en redes y movilizó a sus compañeras y compañeros de Cuajimalpa, desde el cierre de esta unidad hasta una marcha en Santa Fe.
Y la protesta escaló en un par de días en el resto de las unidades, pues el 11 de marzo entraron en paro en apoyo a la estudiante de Derecho.
Justicia era lo que se reclamaba en las 5 unidades de la UAM, aunque la protesta resultó ser más extensa.
Es decir, en las 5 unidades la comunidad estudiantil encontró un buen número de pendientes para erradicar la violencia de género en las aulas, en las áreas administrativas, en el resto de las instalaciones y ejercida por algunos profesores y alumnos.
Y si bien la UAM enfatizó que el caso de Karla había sucedido “fuera de los espacios universitarios”, las 5 unidades cargaban con otras denuncias por distintos tipos de violencia contra estudiantes dentro de las instalaciones de la universidad.
“Sí inició como apoyo moral y ético, de acuerpamiento a la compañera de Cuajimalpa. Sin embargo, no es la única donde existen casos de una violencia sistematizada dentro de la universidad y a la que no se ha dado seguimiento.
Al contrario, nos han revictimizado a la hora de querer hacer denuncias y cómo el sistema nos empieza a mostrar que tiene deficiencias”, comentó en entrevista con Rompeviento TV una de las integrantes del movimiento en la UAM Xochimilco —Edén, este es su mote para preservar su identidad.
Los pliegos petitorios
Fue así como la protesta en la UAM cobró forma en la elaboración de pliegos petitorios por cada una de las unidades y que han sido recibidos por sus respectivas rectorías, así como la general.
“Han sido 5 pliegos petitorios, el primero que recibimos fue el de la unidad Cuajimalpa, que fue donde se dio todo este movimiento inicial y, básicamente, se ha ido respondiendo en la medida en que se reciben”.
Aquí la explicación del rector General de la UAM José Antonio De los Reyes Heredia ,con quien conversamos en Sopitas.com.
De acuerdo con el rector General de la UAM, tras la entrega del pliego petitorio de las estudiantes de Cuajimalpa llegaron los pliegos de Xochimilco, Lerma, Azcapotzalco e Iztapalapa.
“Y en esa medida hemos dado respuesta. Justamente, el miércoles 29 apenas las integrantes de las colectivas respondieron a cada una de las respuestas que dimos”.
Así ha sido la dinámica de diálogo entre rectorías y estudiantes: se entregaba un pliego, la rectoría respondía y regresaba sus puntos a los comités y estos entregaban una contrarrespuesta hasta llegar al punto de realizar mesas de diálogo.
Cada unidad de la UAM tiene sus problemáticas
El común de estos pliegos podemos encontrarlos en las exigencias de cada comité para que la UAM no criminalice a los/las estudiantes que participan en este movimiento y garantice que no habrá represalias.
(Justo por esta razón, como una medida de seguridad, las estudiantes suelen cubrir sus rostros con paliacates o pasamontañas, para evitar ser criminalizadas por las autoridades).
Otro de los puntos en común es que el personal encargado en atender casos relacionados con violencia de género esté realmente capacitado en temas de género, diversidad y derechos humanos.
Sobre este tema, el rector General nos explicó que el Colegio Académico está analizando la creación de un protocolo único que integre a las 5 unidades en el seguimiento de casos de violencia por razones de género.
(Porque cada unidad cuenta con sus protocolos, son independientes, pero el objetivo ahora es unificarlos).
La expulsión de alumnos y profesores acusados y con antecedentes de violencia de género, también ha sido una de las prioridades.
Por otro lado, las unidades también tienen puntos muy particulares, pendientes a ser atendidos.
Por ejemplo, en la unidad Lerma —la única ubicada en el Estado de México—, el comité de estudiantes pide medidas de seguridad externa.
Como la colocación de torniquetes en las entradas, la construcción de una barda perimetral o la gestión del transporte público.
Puntos que además de involucrar a la rectoría de la UAM, pone en la mesa la importancia de que las autoridades locales y estatales se involucren en la atención de los alrededores del plantel.
La comunidad universitaria alrededor de las protestas
Profesoras, investigadoras y hasta grupos académicos de la UAM han firmado cartas de apoyo para respaldar a las estudiantes que llevan a cabo este paro indefinido.
De hecho, en la UAM se detuvieron las clases en línea, como una manera de reconocer la legitimidad de esta protesta histórica tanto para las alumnas como profesoras y trabajadoras de esta universidad.
En este contexto, no hay que olvidar que la UAM ha acumulado denuncias por violencia de género en distintas áreas.
El 21 de febrero de 2020, por ejemplo, la CNDH publicó una recomendación sobre el caso de violación al derecho a una vida libre de violencia hacia una estudiante y trabajadora de la UAM.
O el caso de el exprofesor de la UAM Jaime Leopoldo N, quien fue detenido por la Fiscalía de CDMX por abuso sexual de 3 adolescentes, además de contar con una denuncia hecha por una profesora de la misma universidad.
¿Hacia dónde va la UAM?
José Antonio De los Reyes Heredia comentó que desde 2022 la UAM ha puesto en marcha procedimientos para atender casos de violencia de género.
Pero falta más. Y ahora, con este movimiento, la UAM está ante la oportunidad de lograr lo que en nuestro país no han podido otras instituciones: tirar el pacto patriarcal.
Aunque, en palabras del rector General “el objetivo sería lograr una universidad inclusiva, incluyente, libre de discriminación, pero también en donde se erradique completamente la violencia por cualquier razón, pero primordialmente por razón de género, esa es la meta”.
Para las estudiantes, en las intervenciones en conferencia de prensa y entrega de pliegos petitorios, el objetivo también está en que las autoridades realmente se comprometan a hacer un cambio de fondo.
Por esta razón se han llevado a cabo mesas de diálogo en cada uno de los planteles, sin que la fecha del levantamiento del paro cobre protagonismo porque, ¿de qué serviría regresar a clases sin que haya garantías de seguridad para la comunidad estudiantil, sobre todo para las estudiantes?
Ahora, con las mesas de diálogo, si las colectivas aceptan las propuestas de la UAM, es posible que se den las condiciones para que se levante el paro.
Aunque eso corre a cargo de cada unidad y la otra es que el Colegio Académico organice y publique un nuevo calendario para regresar a clases.
Cosas administrativas que tienen como fondo el intento para solucionar un problema que aqueja a la comunidad de la UAM y que hoy por hoy está ante un momento histórico:
Que varios grupos de jóvenes estudiantes se movilicen para erradicar la violencia contra las mujeres —o grupos vulnerados históricamente— en las aulas.