La explosión del mercado de pirotecnia de Tultepec, Estado de México ha dejado hasta el momento un saldo de 31 personas fallecidas (26 murieron en el sitio, mientras que cinco más fallecieron en el hospital), decenas de heridos y desaparecidos. La falta de información y precisión en la estadística no hace sino abonar más a la tragedia: con cada hora se despeinan nuevas cifras que terminan por volver más nebuloso el recuento del desastre.
La catástrofe ocurrida ayer, 20 de diciembre, en el Mercado de San Pablito ha sido catalogada como un accidente, aunque la recurrencia de este tipo de situaciones en la zona nos hace cuestionarnos la veracidad de esta afirmación. La historia lo cuenta así: de 1998 a la fecha se han suscitado al menos trece tragedias en el tradicional tianguis de juguetería pirotécnica, “el más seguro de Latinoamérica“, de acuerdo con las autoridades.
Si ocurre con recurrencia no es accidente. Ya deberíamos saberlo.#tultepec
— Gerardo Esquivel (@esquivelgerardo) 21 de diciembre de 2016
El mercado fundado hace 16 años contaba “con puestos perfectamente diseñados y con los espacios suficientes para que no se dé una conflagración en cadena en caso de un chispazo”, de acuerdo con un comunicado del Instituto Mexiquense de la Pirotecnia, emitido el pasado 12 de diciembre. Ocho días antes de la explosión las autoridades afirmaban a los visitantes que “encontrarán un lugar seguro y con las medidas de seguridad necesarias como son: extintores, agua, arena, pico, pala y personal calificado que sabe cómo actuar en caso de algún incidente”.
Comunicado del Ayuntamiento de Tultepec de hace apenas una semana (via @EnriqueEnVivo): pic.twitter.com/Tp1snxu2Lw
— Gerardo Esquivel (@esquivelgerardo) 21 de diciembre de 2016
Una vez inaugurada la temporada alta de venta de pirotecnia, el alcalde del municipio, Armando Portuguez Fuentes, agradeció a Eruviel Ávila, gobernador del Estado de México, que ahora se brindara atención médica a quien sufriera un accidente por los fuegos artificiales ya que antes los afectados y sus familias “peregrinaban en busca de atención médica” y no eran aceptados en algunos hospitales.
En #Tultepec 75% de la población está involucrada directa o indirectamente en la producción de fuegos artificiales.
— gilbert gil yáñez (@gilbertgy) 20 de diciembre de 2016
A pesar de la regularidad de las incidencias en el tianguis, la explosión en el mercado de San Pablo no puede ser considerado como un incidente más, ni ser normalizado por su recurrencia. La catástrofe de Tultepec tiene culpables. De acuerdo con El Caballito, columna de El Universal, además de responder sobre el origen del fuego, la investigación sobre el caso “debe dejar en claro si alguna autoridad estatal o federal incurrió en alguna responsabilidad por comisión u omisión en materia de protección civil”.
Según el texto elaborado con la información de varios colaboradores del diario, Raúl Cervantes, titular de la Procuraduría General de la República, dio la orden para iniciar las tareas de investigación para determinar si se violó la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos en el lugar, aunque de acuerdo con el comunicado del 12 de diciembre, los 300 locatarios de San Pablito contaban con permiso de la Secretaría de la Defensa Nacional para comercializar legalmente sus productos.
La historia del mercado de San Pablito
Bajo el amparo de San Juan de Dios, patrono de los pirotécnicas, y con 16 años de vida, el mercado de San Pablito en Tuxtepec, Estado de México, se ha convertido en sinónimo de compra y venta de fuegos artificiales, fiestas decembrinas, explosiones y catástrofes. En la capital de la pirotecnia, el mercado más grande de este tipo en su entidad, laboran familias completas. Junto con los tianguis de Chimalhuacán y Zumpango, son los únicos establecimientos que tienen permisos expedidos por la Sedena.
A partir del 15 de agosto de cada año comienza la época fuerte para los mercaderes de cohetones, luces de bengala, mojigangas, palomas, toritos, chisperos y salseros: el periodo comprendido entre los festejos patrios de septiembre, las fiestas decembrinas y de fin de año es el más próspero para los locatarios de San Pablito, el mercado que se anunciaba abierto “los 365 días del año”. El sitio, ubicado 30 kilómetros al norte de la Ciudad de México, ha sufrido a lo largo de los años, y desde su fundación, diversos incidentes.
La tragedia parece una constante en Tultepec: el 13 de octubre de 1998, una explosión en el incipiente mercado de pirotecnia dejó un saldo terrible de 10 muertos y 50 heridos, además de 30 viviendas destruidas. El 15 de septiembre de 2005, inmerso en pleno festejo patrio, en el tianguis se reportó un incidente que dejó 57 personas lesionadas y 70 vehículos enteramente calcinados. El 12 de septiembre de 2006 se vivió uno de los episodios más terribles en la historia del tianguis, aunque no se reportaron víctimas mortales, San Pablito quedó reducido a escombros y cenizas.
A pesar de parecer rutinarios, sistemáticos y casi tradicionales, las numerosos casos de desgracias que han acontecido en Tultepec no pueden ni deben quedarse en la resignación, la normalización y los pésames recitados a manera de letanía cada ciertos meses. Como apunta el periodista Luis Prados, en su cobertura de la catástrofe para el diario El País, la explosión en San Pablito “no sólo es una tragedia, es una vergüenza”, por la que las autoridades encargadas de la investigación tienen que rendir cuentas.
“¿Quiénes son los responsables de la desgracia? ¿Quiénes son los que permitieron la acumulación de esa cantidad de explosivos? ¿Quiénes velaban por la seguridad del recinto? ¿Cuántos tianguis existen en la República con esa posibilidad, mejor dicho, probabilidad de riesgo? ¿Qué medidas van a tomar las autoridades para que no haya otro Tultepec?”, dice Prados en su texto. La respuesta a estos cuestionamientos nos podrá brindar algo de certeza para que una tragedia de estas dimensiones no vuelva a ocurrir.