Como es su costumbre, Donald Trump tuiteó esta mañana que las reuniones con Corea del Norte van viento en popa y, al parecer, todo indica que se logrará un encuentro entre él y el líder norcoreano Kim Jong-un.
Antes de desatar el ruido mediático por la imposición de aranceles al acero y aluminio de México, Canadá y la Unión Europea, el mandatario de Estados Unidos se dio tiempo para decir que los representantes del gobierno de Pyongyang viajarán a Washington para entregarle una carta de Kim—no Kim Kardashian—.
Pero una de las cosas que la comunidad internacional espera que Trump decida es la fecha de su encuentro con Kim Jong-un, ya que después de cancelar la cita del 12 de junio y escuchar la reacción de Corea del Norte, Trump ha ido de un “sí” a “no sé” y “veremos”, pero no define nada.
Como ejemplo, las declaraciones de esta jornada —al estilo el sombrero de Alicia en el país de las maravillas—:
“Esperemos celebrar la cumbre el día 12… Puede que no baste con una reunión, a lo mejor se celebran dos o tres o no, ninguna“.
Por lo pronto, Mike Pompeo, vicepresidente de Estados Unidos, ya se reunió con funcionarios de Corea del Norte para planear este bizarro e histórico encuentro.
https://twitter.com/realDonaldTrump/status/1002176736761655298
¿Por qué histórico?
Si se lleva a cabo la reunión entre el mediático mandatario y el líder norcoreano se trataría del primer encuentro, desde hace casi 70 años entre un presidente de Estados Unidos y un líder de Corea del Norte —tras el comienzo de la Guerra en la Península de Corea y decenas de negociaciones fallidas con respecto a la desnuclearización de Pyongyang—.
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Y lo de bizarro va en tenor de las peticiones de algunos analistas para que Trump sea considerado para el Premio Nobel de la Paz, cosa probablemente lejana para el Comité del Nobel, que este año recibió 329 nominaciones válidas.
**Foto de portada: Getty Images.