Siguiendo con los argüendes electorales en Norteamérica, la cosa se está poniendo bastante tensa en las calles de Estados Unidos. Este miércoles, 6 de enero, un nutrido grupo de simpatizantes de Donald Trump protestaron —con mucha enjundia— para apoyar a su político consentido.
Organizaron mítines, marchas, se pelearon a golpes con los policías e incluso irrumpieron en el Capitolio de Washington D.C.
Las imágenes de los cates son muy llamativas, pero la historia detrás de las protestas de simpatizantes de Donald Trump va más allá de la derrota electoral del presidente de Estados Unidos.
¿Por qué protestan en Estados Unidos?
En pocas palabras, las manifestaciones se desataron porque Donald Trump perdió la presidencia y este miércoles, 6 de enero, la victoria de Joe Biden se hará oficial.
Sin embargo, la mudanza en la Casa Blanca no es la única molestia.
Detrás de las protestas hay toda una historia de mensajes incendiaros, de falsas acusaciones de fraude, de políticos trumpistas que se bajaron del barco y de una derrota —casi avasalladora— del Partido Republicano en todos los centros de poder.
¿Por qué en el Capitolio?
Uno de los principales focos de las manifestaciones y las protestas es el Capitolio de Estados Unidos, ubicado en Washington D.C.
¿La razón? Este miércoles, al interior del icónico edificio que alberga las dos cámaras del Congreso gringo, se iba a llevar a cabo una sesión conjunta en al que iban a certificar, oficialmente, los votos emitidos por el Colegio Electoral para darle la presidencia a Joe Biden.
Los manifestantes trumpistas quieren detener la sesión en el Capitolio de Estados Unidos a como de lugar, incluso llegando a irrumpir en las instalaciones peleándose con la policía. Y lo lograron…
Cuando llegaron las protestas, evacuaron al vicepresidente Mike Pence y a decenas de legisladores, cerraron los edificios principales, suspendieron la sesión y la alcaldesa de Washington D.C. decretó un toque de queda en la capital estadounidense a partir de las 6 de la tarde.
Trump echándole gasolina al fuego
Eso no ayudó nada a mantener las manifestaciones controladas.
Donald Trump, que todavía es el presidente de Estados Unidos —al menos por 14 días— se aventó un discurso incendiario a unas cuadras del Capitolio para que se desataran las protestas.
“Nunca vamos a conceder la derrota”, dijo el presidente. “No se concede cuando hay robo involucrado”.
Además, Donald Trump acusó —frente a cientos o miles de seguidores— a los medios de comunicación, al Partido Demócrata, a la izquierda radical “envalentonada” y a quienes no lo apoyan, de ejecutar un fraude electoral en su contra. La neta, sí se puso muy punk.
Los políticos que “traicionaron” a Trump
Otra de las grandes molestias de los fanáticos… digo, simpatizantes, del presidente de Estados Unidos es que muchos políticos, que consideraban trumpistas o conservadores, se bajaron del barco de las acusaciones de fraude.
El ejemplo más visible, probablemente sea el caso del vicepresidente Mike Pence, fiel escudero de Donald Trump, quien emitió un comunicado comprometiéndose a cumplir su deber y asegurando que no boicotearía la sesión esta tarde en el Capitolio.
Trump lo acusó públicamente —en su cuenta de Twitter— de que le faltó valentía.
Otro caso fue el de Mitch McConnell, el controvertido líder del Partido Republicano en el Senado, que se bajó del barco trumpista al afirmar que no iba a apoyar los intentos de boicot encabezados por el presidente. “Los Estados Unidos han hablado”, señaló en el Capitolio.
Y esos nomás son los famosos, pues muchos otros funcionarios gabachos se distanciaron de las acusaciones de fraude.
Para rematar: La derrota Republicana en Georgia
Sumándole una mala semana a quienes son considerados los de “derecha” en Estados Unidos, el Partido Republicano se llevó una derrota inesperada en unas elecciones especiales en el estado de Georgia.
Está lejos de Washington D.C —que se encuentra en toque de queda— pero igual alimentaron la molestia de las protestas.
Esas elecciones especiales se decantaron también esta mañana de miércoles y eran importantísimas pues decidían qué partido tendría la mayoría necesaria para tomar el control del Senado.
La inesperada victoria del Partido Demócrata puso las cosas 50 asientos contra 50 asientos en la Cámara Alta, pero el voto del desempate le corresponde al vicepresidente: eso quiere decir que a partir del 20 de enero, de la mano de Kamala Harris, el Senado de Estados Unidos se pintará de azul.
Si a eso le suman la derrota en la Casa Blanca y la aplastante minoría en la Cámara de Representantes (Cámara Baja), los trumpistas arrancan el 2021 despidiéndose de toda la plenitud del p… poder.
