En un mensaje que debe de tener a Steve Jobs revolcándose en su tumba, el aspirante a la candidatura republicana para la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que de llegar a la grande, obligaría a la firma Apple a “construir sus malditos ordenadores en este país en vez de en otros países”.
Lo que el exótico empresario-político no comentó en el evento realizado en la Liberty University de Virginia, Estados Unidos, es cómo le haría para “convencer” al director ejecutivo de Apple, Tim Cook, de ayudarle a cumplir semejante promesa… ya que el presidente gabacho no tiene en su poder las facultades para prohibir que cualquier compañía fabrique dentro o fuera del país del norte… a no ser que “se produjera un cambio de legislación (…) en los impuestos por producir en el extranjero”, señala abc.es.
Aunque Trump asegura que a Apple le gusta más que sus productos se fabriquen fuera de Estados Unidos, ya que en otros países hay facilidades fiscales y laborales, la empresa de la manzana afirmó para The New York Times que… pues sí, en parte es por cuestiones económicas, pero también por las habilidades industriales de la gente que trabaja en el extranjero.
“La gran escala de fábricas en el extranjero, así como la flexibilidad, diligencia y habilidades industriales de los trabajadores extranjeros han superado sus homólogos estadounidenses”.
Así es, la idea de hacer que Apple dé más chamba a los gringos no es nueva… aunque sí los moditos que aplica Trump. En 2011, Barack Obama preguntó a Steve Jobs: “¿por qué esos trabajos no pueden volver a casa?”… el entonces CEO de Apple fue muy claro: “Esos trabajos jamás volverán (…) La velocidad y la flexibilidad es impresionante. No hay una planta americana que puede competir con eso”.
En esa oportunidad, Jobs puso diferentes ejemplos de por qué prefería fabricar en el extranjero y no en Estados Unidos. Casos como el tener chance de despertar a 8 mil empleados a la medianoche y, nada más con darles una galleta y una taza de té, hacerlos montar las nuevas pantallas que, de último minuto, se decidió colocarle al iPhone.
En definitiva, para Jobs, Apple no tenía la obligación de resolver las broncas laborales de Estados Unidos. “Nuestra única obligación es hacer el mejor producto posible”. ¿La cosa cambiará con Trump?