Según las santas escrituras de Bob Esponja, el “Día Opuesto” es el 25 de enero. Sin embargo, el expresidente Donald Trump se adelanta y lo celebró ayer, al demandar al gobierno de Estados Unidos.
De acuerdo con The Guardian, Trump se puso en plan de víctima y presentó una demanda por el registro que el FBI hizo hace unos días de su mansión de Mar-a-Lago. Y aunque no faltan quienes echan porras al expresidente por, supuestamente, oponerse a la acción “ilegal” de las autoridades… pues lo que realmente busca el republicano es detener la revisión de los materiales que le fueron confiscados, aunque sea temporalmente.
“La demanda argumenta que el tribunal debe designar a una figura especial, generalmente un abogado o juez jubilado, porque el FBI potencialmente confiscó materiales privilegiados en su búsqueda y el Departamento de Justicia no debe decidir por sí mismo qué puede usar en su investigación”, señala The Guardian, citando al abogado de Donald Trump, Jim Trusty.
Además de lo anterior, Donald Trump reitera su petición de que el FBI presente un informe detallado del cateo realizado en Mar-a-Lago y, ya encarrerado, que le sean devueltos los artículos que no cuadren con la orden de allanamiento liberada por el juez federal.
Recordemos que hace unas semanitas, el FBI sorpresiva e históricamente se fue a meter (legalmente) a la mansión de Donald Trump en Mar-a-Lago. Aunque el Buró no ha dicho nada, diversos medios reportan que el objetivo de la revisión fue encontrar documentos clasificados que Trump tomó como “recuerdito”, luego de abandonar la Casa Blanca.
Todavía se desconoce el contenido de los documentos que Trump se llevó, pero por ahí se ha comentado que se trataría de información de armas nucleares. Esto casi lo dan por seguro algunas fuentes, sin especificar si se trataría de armamento de Estados Unidos o de otro país.
Para demostrar que hasta de lo muy malo saca tajada, Trump aprovechó el cateo del FBI en Mar-a-Lago para acusar que la administración Biden lo está persiguiendo, quizás con miras a sacarlo de la jugada presidencial, una postura respaldada por los republicanos en el Congreso y la base electoral de su partido.
En esta demanda contra el gobierno de Estado Unidos, Trump acusa que el cateo a su humilde domicilio fue “un movimiento sorprendentemente agresivo”, el cual cometieron las autoridades sin alcanzar a “comprender la angustia que causaría a la mayoría de los estadounidenses”.