Son vacaciones y hace un calor de los mil infiernos, se antoja tomarse una cerveza bien fría. Pero con este calor estás en la playa, o en el campo o en tu techo, no tienes el ánimo de esperar a que tus cervezas se enfríen en un lejano refri. Entonces, ¿cómo le haces?
Todo buen bebedor ya conocerá estos trucos, pero no todos los manejan. No está de más repasarlos para que en estos días no nos veamos obligados a elegir entra la cruel sobriedad o beber caldo de cerveza.
1. El de cajón: Cuando metas a enfriar tus cervezas en un bote lleno de hielos, recuerda que tienes que ponerle agua. Si vacías el hielo y pones las cervezas encima, tardarán una eternidad en enfriarse porque no toda la superficie de la botella estará sobre el hielo, sino solo una mínima parte. En cambio, si pones agua, esta se enfriará también y la cerveza estará completamente rodeada por una superficie fría.
2. El mejor truco de la historia: El ingrediente mágico para enfriar tu cerveza en tan sólo unos minutos es la sal. Digamos que estás viendo la tele y tienes un six de cervezas frías, no vas a esperar a que se vayan enfriando poco a poco en el refri. Coloca las botellas en una ensaladera, añade agua y un buen puñito de sal, finalmente mete todo al congelador. Para disolverse en el agua la sal necesita calor (se llama “reacción endotérmica”), en el congelador todo el entorno de la sal estará frío, por lo que buscará el mínimo rastro de calor y lo extraerá. Por eso tus cervezas estarán frías en tan solo tres minutos.
Si estás a cielo abierto y pretendes enfriar tus cervezas en un bote, ponle sal, pero no agua. En este caso, la sal absorberá el calor del ambiente, así que tendrás que aumentar la proporción de hielo sobre la sal para no acabar con un bote de agua caliente y tus cervezas flotando.
3. En la playa: Estás a orillas del mar y el refrigerador más cercano se encuentra como a 2 km. Además el hielo que llevaste se descongeló tan rápido que ni siquiera te dio tiempo de ponerle una cerveza dentro. ¿Qué haces? No desesperes, aún hay una solución. Amarra una cuerda al cuello de las botellas y lánzalas al mar. Deberán estar a una profundidad de entre 3 y 6 metros. En ese estado la temperatura será análoga al del refrigerador, por lo que pronto podrás gozar de cervezas bien frías.