En México, llevamos tres largas décadas con gobiernos que no toman en consideración a la juventud a la hora de elaborar sus políticas públicas. No es excusa, pero -¡sorpresa!- México ocupa el tercer lugar mundial en jóvenes que ni estudian ni trabajan.
En México ya hay dos generaciones perdidas, señalan especialistas. Jóvenes que tuvieron que ver cómo le hacían ellos solitos para enfrentar la falta de oportunidades –tanto escolar como profesional- escasez de espacios culturales y recreativos, así como años y años de violencia y oferta de empleos mal pagados y realizados en condiciones precarias.
El problema no es minúsculo: México cuenta con 38 millones de jóvenes entre 12 y 29 años, de los cuales 47.1% tiene un trabajo, 26.7% estudia, sólo 3.3 busca un empleo y más de 20% conforma la población de los llamados ninis: ni estudian, ni trabajan: 6.2 millones de jóvenes, de acuerdo al titular del Instituto Nacional de la Juventud, José Manuel Romero.
Por lo anterior no sorprende saber que México ocupe el tercer sitio en el porcentaje más altos de ninis: sólo por debajo de Turquía e Israel., esto de acuerdo a indicadores de la Organización para loa Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)… además, señala la organización internacional, México se ha mantenido en dicha cifra durante toda una década: una completa falla estructural.
De acuerdo con especialistas, esto se debe a falta de políticas públicas… y cuando las hay, son mal articuladas: “El gobierno, en sus tres niveles, y los poderes de la Unión no conocen a los jóvenes. Desconoce sus potencialidades y su vida cotidiana”, apunta Héctor Castillo Berthier, investigador de la UNAM.
Una falla notable, señala Castillo Berthier, es mezclar a los jóvenes como si se tratara de una sola masa, cuando existen diferencias tan notables en esta población, como el estrato económico: existen los hijos de los ricos –un porcentaje muy pequeño, que “ni viven o conocen México”-, está la clase media alta, la cual representa el 14%: chavos; 58% son los jóvenes de clases medias bajas y finalmente, 25% viven en situación de extrema pobreza y/o comunidades indígenas.
“Todos son jóvenes y son muy distintos, cada uno tiene potencialidades y realidades distintas”, comentó el también director del foro cultural “Circo Volador”.
Pero esto no ha importado a las autoridades, que durante tres décadas ha ignorado a este importante sector de la población, convirtiéndolo hoy en uno de los “más vulnerables”: sólo 6 de cada 10 jóvenes en edad de tener educación media superior la recibe. En el caso de la educación profesional la cifra se reduce a 3 de cada 10.
Por otra parte, de acuerdo con investigaciones realizadas por el Observatorio del Empleo de la Universidad Iberoamericana de Puebla, 26% de la población de entre 14 y 19 años que trabaja recibe un salario mínimo, 24% vive de propinas. Otro estudio –este de la UNAM- revela que 66% de los jóvenes entre 12 y 19 años trabaja en la informalidad.
Siempre se la pasan diciendo que la niñez y la juventud son el futuro de la nación… en efecto, lo son, pero el Estado al no apoyarlos a ellos que son el capital social del país, “no está apostando a la nación, sino a venderla”, concluyó Castillo Berthier.