Luego de que la semana pasada los legisladores brasileños decidieron la destitución definitiva de la presidenta Dilma Rousseff, este fin de semana miles de personas salieron a las calles de las principales ciudades del país para protestar por lo que ellos consideran como un “golpe de Estado”.

“Fuera Temer” fue la principal exigencia de los manifestantes que este domingo inundaron las ciudades de Rio de Janeiro y Sao Paulo, esto en referencia al nuevo presidente que desde el 31 de agosto tienen los brasileños: Michel Temer, quien hace unos meses era el vicepresidente de Dilma y, tras su ascenso al poder ha sido acusado de traidor por la propia ex Ejecutiva.

Aunque medios locales, como O Globo, indican que el número de personas en las calles sólo fueron poco más de cinco mil, medios internacionales calculan que la cifra correcta es mayor (decenas de miles). Las autoridades no han ofrecido el aproximado de la gente convocada por diversas organizaciones.

“El gobierno golpista de Michel Temer habla de cerca de 40 personas que protestan, pero somos 100 mil”, señaló la Coordinación Nacional del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST).

En Río las protestas habían sido prohibidas, ya que el inicio de la concentración de manifestantes coincidía con el paso de la “antorcha paralímpica”. Para evitar confrontaciones, los organizadores de las manifestaciones (Pueblo sin Miedo y Brasil Popular) tuvieron que adelantar los: “aceptamos adelantar el inicio de la protesta para dejar claro de que lado está la intransigencia y no dar pretexto a la represión de la Policía Militar”, señalaron las organizaciones en un comunicado.

En China, durante la reunión del G20 el presidente Temer minimizó las protestas, apuntando que sólo se trata de “pequeños grupos” y de “depredadores”: “no son movimientos populares de mucho peso. No tengo números, pero son 40, 50, 100 personas, nada más que eso. Ahora, en el conjunto de 204 millones de brasileños, encuentro que eso es inexpresivo”.

Así como en las protestas ocurridas durante los últimos días, en las de este fin de semana intervino la Policía Militar, la cual utilizó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes. De acuerdo con el presidente de la Central Única de los Trabajadores (CUT), Vagner Freitas, la Policía Militar tiene órdenes de reprimir a los opositores a Michel Temer, presidente que en estos momentos sólo cuenta con una aprobación ciudadana que ronda entre 8 y 19%, dependiendo de las regiones brasileñas en que se ha consultado a los habitantes.

*Vía O Globo, La Jornada / Fotos: O Globo

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