Cuando estábamos en la primaria, a todos nos tocó armar una línea del tiempo para nuestra clase de historia. Qué criterios usábamos, qué eventos escogíamos, qué periodización, la verdad quién sabe, lo más seguro es que abríamos el libro de texto y armábamos un copy/paste artesanal con todas las fechas que nos encontrábamos.
Pues bien, vagando por la red nos encontramos con un cuate que se tomó en serio esta tarea, el resultado fue un mapa que tiene la intención de concentrar la historia del mundo a partir el año 2000 a.C. El artículo en el que lo encontramos tenía el título “The Entire History of the World—Really, All of It—Distilled Into a Single Gorgeous Chart”, pero ¿sí? ¿Se puede acaso lograr condensar tanta información en un pedazo de papel de 1.5m?
El artículo nos da un par de datos: el “Histomap”, fue creado por John B. Sparks y lo imprimió Rand McNally en 1931, una época en la que había una moda de publicar temas complicados (como escuelas filosóficas, historia del mundo o física moderna), explicados de manera sencilla para que el hombre común pudieran tener alguna vaga noción de estos temas.
Los colores se utilizan para señalar las diferentes culturas (que a veces son civilizaciones enteras, otras países, conglomerados de pueblos, etc. El eje “y” representa tiempo, abarca del 2000 a.C. a mediados del s. XX, hace cortes periódicos de 50 años. En el eje “x” representa una especie de clasificación a partir de razas (término polémico que cayó en desuso en los años 50 gracias a avances en genética humana y a nuevas corrientes antropológicas), y de cómo fueron evolucionando a través del tiempo, lo que no queda claro es qué significa el grosor de los colores.
Es en realidad un resumen de la historia de Occidente; en general sólo toma eventos de historia política y militar sin gran detalle y utiliza una periodización muy rígida como si los procesos históricos terminaran de un día para otro. Las rupturas y permanencias en la historia; la corta, mediana y larga duración de la que hablaba el historiador F. Braudel, no se dejan ver por ningún lado. En este mapa, pareciera que culturas aparecen de la nada y se extinguen sin dejar rastro y los eventos que son mencionados parecen no tener ni causa ni efecto.
Es revelador ver la última línea del mapa y compararla con la primera: la primera hace la división: pueblos del mediterráneo, pueblos alpinos, pueblos semitas, alpinos y proto-nórdicos, mongoles; la última: Latinoamérica, Estados Unidos, Imperio Británico, potencias de la Europa Continental, la U.R.S.S. y potencias asiáticas. Whaaat? La verdad si nos quedamos un rato viendo el mapa para tratar de encontrarle algún sentido a estas categorías. Lo que si nos parece curioso al revisar el último renglón es que todos son un conglomerado de países, excepto Estados Unidos. Pareciera que el discurso detrás es “EUA, y los demás”.
Hay dos o tres curiosidades (por no llamarlas de otra manera) en este mapa: hasta arriba, las culturas Egipcia y Egea tienen anotado uno que otro dato más o menos concreto, mientras el resto tiene una descripción que abarca 200 años (según la estructura del mapa) de quiénes eran, pareciera que se encontraron con un hueco que tuvieron que cubrir con lo que fuera. Y ni se diga las culturas mesoamericanas que aparecen y desaparecen como un mero capricho histórico.
Un dato curioso, la primera y única mención de México en este mapa dice “México ataca Estados Unidos”.
Cada quién cuenta el chisme como le conviene, al final yo me quedo con la idea de que la historia nos habla más de quien la escribe, que de lo que escribe. El mapa fue hecho en el periodo de entre guerras, donde Estados Unidos (a pesar de estar sumido en una depresión económica), ya aparecía en el radar como una potencia económica (militar y política) emergente.
Este mapa tal vez no nos sea de gran ayuda para entender la historia del mundo, pero sí para tener una representación de cómo los estadounidenses de los años 30 entendían el mundo.
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