Lo sentimos queridos literatos, nutriólogos, pintores, poetas, deportistas y amantes del Sudoku, crucigramas, ajedrez, Scrabble, Apalabrados y rompecabezas. Nada tonifica y revitaliza más al cerebro que saber tocar un instrumento.

Esta es la conclusión a la que llegó el músico Glenn Kurtz en su más reciente libro Practicing: A Musician’s Return to Music, en el cual narra su vida como músico desde los ocho años, cuando tomó sus primeras lecciones, hasta llegar al Conservatorio de Música de Inglaterra. Después de graduarse, intenta formar su carrera como ejecutante solista, pero descubre que no tiene el ego ni las facultades suficientes para llevar a cabo la empresa, por lo que abandona completamente la música.

Sin embargo, varios años después decide retomar su carrera, empuñando la guitarra como su arma y pasa por el proceso de reaprender el camino de la ejecución de un instrumento, pero ahora los resultados le son más sorprendentes.

“Mi atención hierve y se agudiza…hacer música cambia mi cuerpo” escribe Kurtz y no lo dice por plantearlo de una forma literaria. La música verdaderamente transforma el órgano más importante del cuerpo, el cerebro, y lo modifica de manera más profunda que cualquier otra actividad intelectual, creativa o física.

Para apuntalar este hecho, Anita Collins y Sharon Colman, directoras y educadoras del portal TED Ed, animaron y escribieron este corto, en el que explican con lujo de detalle, por qué tocar música tiene tantos beneficios para el cerebro y cómo impacta esto en funciones motoras y de la memoria, equiparando y explicando a la vez la estructura neuronal de los músicos de forma similar a la que explica el genio de Leonardo da Vinci:

“Tocar música es el equivalente cerebral a ejercitar todo el cuerpo…Tocar un instrumento activa cada área del cerebro de un solo golpe – especialmente la visual, auditiva y la corteza motriz. Y, como en cualquier otra forma de ejercitarse, la práctica estructurada y disciplinada de tocar música fortalece estas funciones cerebrales, permitiéndonos aplicar esa fortaleza en otras actividades…Se ha encontrado que tocar música incrementa el volumen y la actividad en el cuerpo calloso del cerebro – el puente que conecta ambos hemisferios cerebrales – permitiendo que la comunicación por todo el cerebro viaje de manera más rápida por rutas más diversas. Esto puede permitir a los músicos resolver problemas de manera más efectiva y creativa, tanto en el campo académico como social.

Debido a que crear música también implica desarrollar y comprender su contenido emocional y su mensaje, los músicos tienen mayores niveles de funciones ejecutivas – una categoría de tareas interconectadas que incluyen la planeación, estrategias y atención a los detalles, y requiere análisis simultáneos de ambos aspectos, cognitivo y emocional.

Esta habilidad también tiene impacto en como nuestros sistemas de memoria funcionan. Y, de hecho, los músicos muestran funciones de memoria más intensas – crear, almacenar y recobrar recuerdos con mayor rapidez y eficiencia. Estudios han encontrado que los músicos parecen usar sus cerebros altamente conectados para otorgarle a cada recuerdo una etiqueta, como una etiqueta conceptual, una etiqueta emocional, una etiqueta auditiva, una etiqueta contextual – a la manera de un buen motor de búsqueda de internet”.

Hay muchos estudios que avalan y demuestran que la música tiene el poder de modificar y ayudar a las personas que padecen demencia a causa del Alzheimer y también con trastornos de ansiedad y depresión severos. Igualmente aprender a cantar o tocar un instrumento, ayuda a los niños de poblaciones marginales a incrementar sus habilidades para leer y escribir.

Si les interesa saber más al respecto el doctor Oliver Sacks tiene un excelente libro titulado Musicophillia y Norman Doige escribió otro sobre la “plasticidad” del cerebro titulado The Brain that Changes Itself (El Cerebro Que Se Transforma a Si Mismo) en el que habla sobre el poder de la musicoterapia.

Así que desempolven esa vieja guitarra, saquen el teclado del closet o retomen esas olvidadas lecciones de piano o canto, su cerebro se los agradecerá.

*via Brainpickings

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