Luego de la ola de modernidad que los abrumó el año pasado con la inauguración de la primera escalera eléctrica y el primer Starbucks de su historia, el Congreso de Tlaxcala se va por las “tradiciones” y ha decidido nombrar a las peleas de gallos como Patrimonio Cultural de la entidad.

Para pesar del Gallo Claudio, 12 legisladores consideran que está padre ponerles filosas cuchillas a las patas de los emplumados para luego hacerlos matarse entre sí. Todo para beneplácito de los apostadores… aunque bueno, ellos lo justifican señalando que se valora no sólo la pelea de aves, sino también la crianza y producción de los gallos.

Foto: Metro Puerto Rico

En su negativa al proyecto de decreto, la diputada Eréndira Cova señaló que… ¿no se toma en cuenta los derechos de los animales?, ¿Qué si está muy salvaje la práctica? Nahhh, que no se consultó a la Comisión de Turismo para, así, checar si hay “denominación de origen, descripción detallada del proceso de producción, cuáles son los municipios y comunidades donde se desarrollan las peleas de gallos”.

Como sea, el diputado que presentó el proyecto de decreto – César Fredy Cuatecotzi – consideró que es importante nombrar patrimonio cultural inmaterial a las peleas gallísticas, en virtud de que es una tradición que existe en la entidad… o al menos eso es lo que le dijeron en su momento los integrantes de la Unión de Productores de Ave e combate del Estado de Tlaxcala.

Foto: Change.org

Por si quieren acusar de (coloquen el adjetivo) a los tlaxcaltecas, deben de saber que las peleas de gallos son patrimonio cultural en Aguascalientes, Estado de México, Puebla y Zacatecas… y hasta Veracruz, entidad en la que 35 de sus municipios valoran la costumbre de ver cómo se navajean los gallos mientras la gente sacude billetes en su mano.

Para PETA Latino las peleas de gallos es un “deporte sangriento” en el que los gallos son obligados a pelear a muerte… pues nomás, por la “diversión”. Además, cabe destacar que es ilegal en Estados Unidos. ¿Pero y la crianza… a poco no es bonita? Pues… ”Los criadores matan a las aves que creen inferiores, conservando solo aquellas aves que tienen “juego” (…) estas aves pasan la mayor parte de sus vidas atadas de una pata en una vivienda inadecuada, ya sea  en un cilindro de plástico o en una pequeña jaula de alambre”, acusa PETA. Además, la organización señala que los galleros “acondicionan” a las aves para pelear con ejercicios tales como atar pesas a sus patas e incluso hacer “peleas de práctica” con otros gallos. Por si eso no fuera poco, para que sean mejores pa’l “trompo”, los criadores en algunas ocasiones arrancan plumas, mutilan crestas y hasta les cortan los espolones. Eso debe de doler…

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