En su columna de este sábado 27 de septiembre en Reforma, René Delgado nos expone los casos de tres funcionarios clave que obstaculizaron las investigaciones en Tlatlaya y emitieron declaraciones desafortunadas.

Dos testimonios indican que el Ejército mexicano ejecutó a 22 presuntos delincuentes en una bodega ubicada en la comunidad de Pedro Limón, municipio de Tlatlaya, Estado de México; al parecer, ya se habían rendido y aún así fueron asesinados.

Delgado señala, tres personajes fundamentales: Eruviel Ávila, Alejandro Jaime Gómez Sánchez y Raúl Plascencia, quienes emitieron declaraciones desafortunadas e irresponsables, al inicio de la investigación.

Primero, fue Eruviel Ávila, gobernador del Estado de México, quien felicitó al Ejército al día siguiente de los hechos.

“El Ejército mexicano, allá en Tlatlaya –afirmó Ávila–, tuvo una valiente presencia y acción al poder rescatar a tres personas que estaban secuestradas, lamentablemente un militar resultó herido, pero el Ejército en su legítima defensa, actúo y abatió a los delincuentes. Desde luego que cuando se pierde una vida, quien sea, es de lamentar, pero finalmente podemos ver que el Ejército mexicano actúa con firmeza, con acciones concretas y el Gobierno del Estado de México le reconoce su participación y le agradece la acción decidida, contundente”.

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Después, fue Alejandro Jaime Gómez Sánchez, procurador del Estado de México, quien al ser cuestionado sobre la posibilidad de un fusilamiento en Tlatlaya, el procurador aseguró que los peritajes confirmaban un intercambio de disparos entre el Ejército y las personas que resultaron muertas.

“De las diligencias realizadas por el Ministerio Público del fuero común no se desprende indicio alguno que haga presuponer o que nos haga pensar en la posible ejecución, en el posible fusilamiento al que se hace referencia en medios de comunicación”.

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Y para rematar, Raúl Plascencia, titular de la CNDH que busca su reelección (aunque enfrenta una demanda ciudadana para un juicio político), presumió contar con un expediente de ¡700 páginas!, con inspecciones oculares, dictámenes periciales, testimonios de vecinos y de tres sobrevivientes y dijo que sí hubo enfrentamiento y que éste duro dos horas

“Espero que en unas seis semanas tenga una determinación de qué fue lo que sucedió”.

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Tlatlaya ocurrió hace dos meses y medio, la Procuraduría dice que está investigando, la Comisión de Derechos Humanos dice que nadie le avisó, Gobernación afirma que de comprobarse, sería un hecho aislado y la Secretaría de la Defensa Nacional consignó ante un juez militar a un oficial y siete elementos de tropa.

Existe la declaración de una sobreviviente que afirma que eso fue una masacre y que los secuestradores ya se habían rendido, difundida por la revista Esquire. Además Amnistía Internacional y Human Rights Watch, han emitido recomendaciones puntualizando la gravedad de lo que sucedió.

¿Sabremos algún día lo que ocurrió? Hay dos hechos que debemos tener presentes: la función del Ejército NO es perseguir delincuentes y  el asesinato de prisioneros no debería ocurrir.

Ávila, Gómez y Plascencia, quedaron exhibidos como un triunvirato del servilismo, al repetir la versión oficial, sin cerciorarse de los hechos.

@plumasatomicas

Vía: Reforma, El País // Las imágenes publicadas son meramente ilustrativas.

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