Con la reforma energética, cualquiera puede entrarle al negocio del petróleo de nuestro país… bueno, eso de “cualquiera” es un decir. La verdad es que sólo aquellos que tengan los millones para hacerlo.
Caso de Pedro Aspe, de quien las nuevas generaciones no tienen recuerdo, pero los chavorucos seguro no lo tienen en buena estima, ya que se le señala como uno de los principales actores del conocido “error de diciembre”… y cómo no, si fue el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) durante el sexenio del buen Carlos Salinas de Gortari.
Aspe (sin parentesco con “El Beto” García Aspe) es uno de los nuevos petroleros de nuestro país, esto gracias a que también actualmente es presidente de Evercore, fondo de inversión que tiene una participación accionaria del 20% en Diavaz Offshore, empresa que ganó dos campos petroleros en tierra durante la tercera licitación de la llamada Ronda Uno.
“Con la experiencia adquirida, Diavaz busca incrementar la producción, con base en procesos de extracción más eficientes, así como contribuir para revertir la caída de la producción petrolera de México”, palabras de Luis Vázquez, quien junto con su hermano Óscar lidera Diavaz, empresa en la que Aspe tiene una importante participación accionaria.
Aunque seguramente andará muy ocupado con el negocio del petróleo, el egresado del ITAM y del Instituto Tecnológico de Massachussets continuará como presidente de Evercore… fondo que tiene sus orígenes a los pocos años de que Salinas concluyera su sexenio (1996). Bueno, de hecho nació como Protego Asesores con el “objetivo de obtener recursos en los mercados Mexicanos e internacionales para empresas con alto potencial de crecimiento”.
Ya en 2006 Protego se fusionó con el banco de inversión Evercore Partners, nombre con el que desde entonces opera como proveedor de servicios de asesoría estratégica a empresas… obvio no a cualquiera, sólo a multinacionales interesadas en fusiones, adquisiciones, venta de empresas y transacciones “relevantes”… bueno, hasta en 2007 fue contratado por el gobierno del DF (el del PRD) para renegociar su deuda.
Además de colmilludo para los negocios, Aspe tuvo su época de esplendor en la política nacional. Luego del asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI a la presidencia de México en 1994, fue uno de los nombres que sonó para ir por la grande. Al final quedó Ernesto Zedillo… y Aspe se dedicó mejor a hacer billetes. Buena elección.
*Vía El Financiero