Denominado por los expertos como uno de los tifones más poderosos en tocar tierra, “Haiyan” golpeó a Filipinas, dejando pérdidas humanas y materiales aún no establecidas por completo.
De acuerdo con autoridades filipinas, luego de haber sido azotados por el tifón “Haiyan,” se realizó el descubrimiento de una centena de cadáveres en las calles de la ciudad de Tacloba, esto cuando se tenían contabilizados sólo tres decesos.
El portavoz del gobierno de Filipinas aseguró que los equipos de rescate han tratado de realizar sus labores, pero “en este momento no podemos hacer mucho debido a la fuerte lluvia y a los fuertes vientos. No hay manera”.
De acuerdo con cifras preliminares, pueden ser hasta 12 millones de personas las afectadas por el fenómeno meteorológico, incluso se contabiliza que cerca de 1 millón de habitantes ya ha buscado refugio en diferentes provincias de la nación, alejadas de la parte centro y sur del archipiélago que es donde se determina que “Haiyan” causará más daños.
La categoría 5 que se le ha atribuido a “Haiyan” no es para menos: sus ráfagas alcanzan los 380 kilómetros por hora y han provocado desgajamientos, pueblos inundados, cortes de electricidad e inmensas olas en las costas de las Islas Leyte y Samar. Uno de los grandes temores es la “pérdida masiva de vidas y bienes”, señaló Roger Mercado, gobernador de la provincia Leyte del Sur.
Hasta ahora el tifón ha hecho que 13 de los aeropuertos de la región cierren operaciones, además de suspender los servicios de ferry y pesca. La ONU anunció que trabajará en conjunto con las autoridades locales para la evaluación y la reparación de los daños ocasionados por “Haiyan”. El panorama no luce bien: el portavoz de la Federación Internacional de la Cruz Roja señaló que “el impacto humanitario de Haiyan amenaza con ser colosal”.
El Consejo Nacional de Desastres contempla que más de 100 casas ubicadas en la costa quedaron dañadas y los deslaves destruyeron viviendas en las laderas de Samar, Leyte y Bohol, las tres islas más grandes del país. Filipinas, dirigido por el presidente Benigno Aquino, aun intenta recuperarse de una fuerte tormenta ocurrida en 2011 y del terremoto de 7.2 sufrido el mes pasado.