El silencio es uno de los elementos más importantes en la música. Hace tres años, un grupo de jóvenes londinenses se presentaba al mundo como la banda de las pausas, los respiros, limitaciones y silencios.
The xx y su debut -lleno de vibraciones, colores, susurros sensuales y los estribillos de guitarra más simples y pegajosos de la historia- se ganaron a los medios, a los críticos del Mercury Prize y a una primera gran oleada de fans. Coexist es el segundo gran paso de esta banda, un paquete de expansión de lo que ya conocíamos del trío de negro.
¿Qué podríamos esperar del segundo LP de The xx? Mucho. ¿La primera impresión? Este disco es un poco más optimista, al menos por momentos. ¿Hay guitarras memorables? Más que nunca. ¿Segunda impresión? Jamie xx ( a.k.a. “el remix hero”) entregó un trabajo atmosférico, con ganchos ultra sutiles y efectos de producción de primer nivel. ¿Este es un disco para las pistas de baile? No exactamente, pero el álbum podría ser remixeado por cualquiera; hay beats sublimes en todo momento. ¿Tercera impresión? Coexist se pone mejor con cada escucha. ¿Supera al debut? No.
El segundo largo de The xx es tenso a momentos como en “Fiction”, discretamente bailable en “Swept Away” y sensual à la Violator de Depeche Mode en “Missing”; Coexist tiene de todo. Los juegos de voces siguen presentes, ahora más elaborados y afinados: los amantes de las conversaciones íntimas entre Oliver Sim y Romy Madley tendrán bastante tela de donde cortar. Este álbum es perfecto para escuchar en plena oscuridad, en el entresueño, acompañado de unos buenos audífonos o mejor aún, de nuestra pareja.
Entonces. ¿Coexist marca un regreso a medias? No. El peor enemigo de éste disco es su predecesor, una joya que –siendo totalmente sinceros- podría nunca ser superada. Si este fuera el primer disco de The xx, igual lo hubiéramos amado tanto como al debut; Coexist es un álbum tremendamente bueno, opacado únicamente por nuestras expectativas.
Homero homero@sopitas.com