En la poderosa economía norteamericana (una afirmación un tanto vaga en nuestros días) existen casos en particular que asombran por su complejidad y al mismo tiempo nos siembran millones de dudas sobre la veracidad de los datos económicos que se nos ofrecen día a día.
Dentro de los múltiples ejemplos que podríamos enumerar, sobresale el caso de la compañía energética ENRON, que se presentara ante un tribunal de Nueva York el 2 de diciembre de 2001 solicitando el apoyo de las leyes que regulan la quiebra en los EE.UU.
Bajo el contexto que se vivía en la época (ese mismo año los norteamericanos habían sufrido el peor atentado terrorista en su historia), el hecho de que una de las compañías más poderosas y admiradas en la economía estadounidense se declarara en bancarrota asombró a propios y extraños.
El escándalo fue mayúsculo cuando se especuló que el gigante de la energía había incurrido en falsificación de documentos contables, que finalmente derivaron en una investigación de orden federal que incluso llegó a revisar archivos de la Casa Blanca.
Puntualmente, podemos destacar ciertos hechos:
-Antes del cierre fiscal de 2001, ENRON reportó ganancias por más de US$ 1,000 millones; sin embargo, para el 2 de diciembre de ese mismo año se declaró en quiebra presentando una pérdida de más de US$ 30,000 millones… ¿a dónde se fueron 31,000 millones de dólares?
-La declaración de ENRON afectó negativamente a los mercados locales de los 40 países en los que tenía presencia, y sus empleados fueron los más afectados ya que las acciones de las cuales eran dueños bajaron su coste de US$ 90 a US$ 0.42 por acción.
-Debido a las instancias legales a las que recurrió ENRON, se inició una averiguación judicial que demostró que los estados de cuenta “inflaron” los reportes de utilidad entre 1997 y 2001; con lo que incluso Andersen, una de las firmas de auditoría contable más respetadas, perdió gran parte de la reputación ganada.
-Las pesquisas culminaron con la demanda presentada por la Contraloría del Congreso (GAO) en contra de la Casa Blanca para exigirle al presidente Bush que otorgara información sobre posibles contactos entre el gobierno norteamericano y altos ejecutivos de la compañía.
-Entre los principales protagonistas, se encuentran Kenneth Lay, ex presidente y director ejecutivo de Enron, quien fue el principal testigo en múltiples de las acusaciones hacia ENRON; Dick Cheney, vicepresidente de EE.UU. e implicado directo entre los contactos que tuvo el gigante energético con el gobierno norteamericano y; Clifford Baxter, vicepresidente de ENRON quien era considerado clave dentro de las averiguaciones y fue hallado muerto de un disparo en la cabeza, “un suicidio” según la policía.
Hoy se cumplen doce años desde que se destapara la cloaca, y los ecos de uno de los mayores fraudes económicos y fiscales a nivel corporativo aún se sienten en el aire. Y para el análisis y la reflexión sobre este tipo de incidentes, les dejamos la película “ENRON: The Smartest Guys In The Room”, disponible en su totalidad en YouTube.